Saúl FERNÁNDEZ

El párroco Jesús García González, desde anoche, ya no duerme en la casa rectoral de San Juan de Nieva porque ayer por la mañana la técnicos de la Autoridad Portuaria de Avilés le comunicaron que debía abandonar la que ha sido su vivienda después de dieciocho años viviendo bajo el mismo techo.

El motivo de este desahucio, según el párroco inquilino, ha sido el mal estado en que se encuentran las vigas que sostienen el tejado de la vivienda eclesiástica, que pertenece a la Autoridad Portuaria y no al Arzobispado.

«En las fiestas del Carmen del año pasado nos dimos cuenta del mal estado en que se encontraba el tejado de la rectoral», explicó García González. «Con unos amigos colocamos unas vigas de hierro en la habitación en la que duermo y con ellas he dormido todo este año», continuó el párroco. Ayer por la mañana, Cristina López, una de las ingenieras jefe del puerto, y otro alto cargo de la institución certificaron lo que el sacerdote se venía temiendo desde hacía tiempo; es decir, tenía que abandonar la casa, que podría acabar desplomándose sobre él.

«Me han dicho que tengo que marcharme a la casa sacerdotal, de Oviedo, durante un tiempo. La idea posterior es alquilar un piso en Avilés», señaló el sacerdote, que considera que el regreso al concejo no se debe demorar mucho tiempo. «Tengo que atender mis cuatro parroquias y para eso es preciso que permanezca en Avilés», recordó el cura.

La iglesia parroquial es obra del prestigioso arquitecto Ignacio Álvarez Castelao y mantendrá los oficios con normalidad, es decir, misa el sábado, a las seis, y el domingo, a las once.

La vivienda de Jesús García sufrió la pasada semana las consecuencias de los trabajos de adecuación del muelle de Raíces. La fuerza con que entró una pala mecánica terminó con una viga y, en consecuencia, con un muro de contención. Un año completo, pues, entre el polvo y las obras que concluye con desahucio.