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«La llegada de Ensidesa separó a los avilesinos de la margen derecha. Veíamos que aquello era la fábrica, pero no la ciudad», comenta la alcaldesa, Pilar Varela. Una barrera psicológica a la que se suma la férrea. Fue en 1995 cuando comenzó a debatirse la posibilidad de eliminar las vías del tren, que no dio indicios de fructificar hasta hace tan sólo unos meses, con la firma de un convenio para su supresión. El presidente del Partido Popular avilesino, Joaquín Aréstegui, recuerda que fue su partido el que ese mismo año planteó la posibilidad del soterramiento, una idea que aún suma adeptos, pero que ha quedado descartada. Antonio Sabino, portavoz de los independientes de ASIA, considera prioritario resolver este plan, así como dar prioridad a la arteria del puerto. «Es una barrera más», apostilla.

Línea férrea aparte, las márgenes de la ría ya están unidas gracias a la construcción de pasarelas y a la rehabilitación del emblemático puente de San Sebastián, al que Ramón Rodríguez tiñó con los colores del arco iris, símbolo, además, de conexión entre pasado (casco histórico) y futuro (el Niemeyer).

Este símbolo centenario está acompañado, desde 2005, por la imponente «Avilés», la monumental escultura de Benjamín Menéndez que preside la renovación de la ría. «Mi obra es el aperitivo a ese gran proyecto para la margen derecha y marca el futuro positivo que todos esperamos para la ría. No sé si el antes y el después de la ría es hoy o está por llegar», apunta Menéndez.

Uno de los tres conos que conforman la estructura se proyecta sobre los pantalanes deportivos. La náutica, un deporte que hace tan sólo unos años podía encontrarse sólo en los sueños de los más idealistas, es hoy una realidad. Más de 200 embarcaciones atracan ya en los pantalanes del muelle y constituyen el germen del gran proyecto portuario que pretende atraer incluso cruceros.

Deporte, ocio, cultura y desarrollo urbanístico, empresarial y portuario se unirán en la ría como eje y con el Niemeyer como bandera. Un puzle del que algunos desconfían. «Es un escenario confuso, ya que se están mezclando una multitud de actividades en ambas márgenes. Habrá que ver cómo se consigue compatibilizar todo esto», dice Aréstegui.

Los ecologistas, aunque conformes con la recuperación del estuario y el aprovechamiento de la margen derecha para usos culturales y empresariales, insisten en sus críticas a la ampliación portuaria: «Todo crecimiento debe ir acompañado del respeto a los pocos espacios naturales que nos quedan», señaló Fructuoso Pontigo, en referencia al Recastrón. La Autoridad Portuaria, por su parte, responde a estas críticas con informes técnicos en mano y subraya que respetará el entorno. Para su director, Antonio Navarro, la transformación que afronta la ciudad es la misma que ya experimentaron otras ciudades portuarias. «Ciudades con gran potencial han experimentado hace años el mismo proceso que ahora llega a Avilés; la ciudad cambará de aspecto, de funcionalidad y, a la vez, el puerto conseguirá desarrollar su potencialidad», apunta.

Una de esas ciudades es Bilbao, espejo de cambio para la ciudad, cuya transformación vivió de primera mano el actual presidente portuario. «Los bilbaínos pueden mirar a la ría donde antes veían una cloaca. Lo mismo pasa aquí. Haber recuperado la ría nos ha elevado la autoestima y nos ha hecho más optimistas con el futuro», subraya Varela.

Ese futuro pasa por la puesta en marcha del gran centro cultural de la ría, epicentro de la «Isla de la Innovación», un proyecto que, según el portavoz de IU, Fernando Díaz Rañón, no hubiera sido posible sin el empeño de la coalición. «En 2003, en el pacto de gobierno con el PSOE, conseguimos un acuerdo para cambiar el plan urbano y que en la margen derecha hubiera un área de equipamientos culturales», asegura.

El tablero está dispuesto: una ría que evidencia una clara recuperación y que ofrece estampas impensables hace años. Salvo algunos incidentes ambientales que revelan que aún quedan ajustes y que es necesaria una concienciación mayor, la ría exhibe su potencial. Quedan las piezas, algunas ya colocadas, otras aún virtuales y cuya concreción juzgará el tiempo. Avilés ha puesto el pie en la margen derecha, pero sólo ha sido posible con un renacer de su maltratada ría.