Villa, Illán GARCÍA

«Si naciera 100 veces, volvería a ser maestra». Con estas palabras, Juana Campos Baudes deja claro su amor por la enseñanza. La que fuera maestra de Villa durante 25 años, ahora reside en Avilés y cada mañana desde una de las ventanas del séptimo piso en el que vive admira el pico Gorfolí, que le recuerda cada uno de los momentos que vivió en la parroquia corverana. Y no fueron pocos.

Campos guarda en álbumes y carpetas fotografías de su etapa docente que, en ocasiones, según manifiesta, le hacen emocionarse. Juana Campos llegó a Villa en 1967. Por aquel entonces, las antiguas escuelas no tenían agua y los postes de luz se caían con el viento, recuerda la maestra. «La luz era de 125, la carretera no estaba asfaltada y no había médico en la parroquia. La aldea tenía muchas cosas positivas, pero también sus inconvenientes», asegura la profesora retirada. Campos Baudes hizo saber a la inspección de los centros escolares las deficiencias de las escuelas de Villa y consiguió que, al menos, instalaran el agua. La maestra, nacida en Bétera (Valencia), cuando era pequeña no quería ser docente. «Una vez, tenía sobre 7 años y escuché a un hombre decir que "ese pasa más hambre que un maestro de escuela" y tenía claro que no quería sufrir», recuerda. Pese a todo, Juanita Campos, decidió seguir estudiando pese a que las mujeres, por aquella época, no se dedicaban a los estudios, dice.

La maestra comenzó a estudiar Filosofía y Letras, después de haber cursado siete años de Bachillerato. Más tarde, comenzó a estudiar magisterio y en pocos años ya ejercía como maestra. Pasó un tiempo trabajando como interina en colegios valencianos y al final consiguió una plaza definitiva en un pueblo de Alicante, San Fulgencio, cerca de Elche. «Allí me querían mucho y me encontré con gente extraordinaria. Recuerdo que el inspector le dijo al alcalde del pueblo que hicieran todo lo posible por que me quedara ya que a mí me sentaba mal el calor y necesitaba tierras más frías», asegura la maestra. Su hermana vivía por aquel entonces en Avilés y le dijo que se viniera para Asturias. Campos decidió coger las maletas tras pedir el traslado.

En un principio, venía por un año, pero se quedó para siempre. El primer destino de Juana Campos fue Colombres, en el concejo de Ribadedeva. Después de unos años en el oriente asturiano, Juana Campos solicitó trabajar en Villa. «Colombres era un pueblo con farmacia, comercios y teléfono, Villa era muy diferente», asegura. Juana Campos dice que su paso en la escuela de Villa tuvo dos etapas, marcadas por la concentración de escuelas del concejo en Los Campos. La profesora acudía cada mañana en el autobús escolar con los alumnos de seis a catorce años hasta el nuevo centro.

Mientras, la escuela de Villa permanecía cerrada. Juana, armada de valor, decidió volver a Villa y refundar la escuela, ya que, según ella, los niños de 4 años no podían ir a Los Campos. «En Los Campos daba inglés, francés y literatura y tuvo que venir una maestra a sustituirme para yo volver a Villa», recuerda la docente. «Los primeros días me llovieron los niños», añade. Durante su estancia en las escuelas de Villa, hoy sede de la asociación de vecinos, Campos vivió en una casa aneja al centro educativo, y llegó a tener hasta 13 perros. Después de 25 años de docencia y otros 16 desde que vive en la Villa del Adelantado, el pasado sábado, sus antiguos alumnos, mayoritariamente mujeres, de las antiguas escuelas de Villa le hicieron un homenaje cargado de recuerdos y alguna que otra lágrima.