L. M. A.

El gobierno local y el Partido Popular interpretan de manera diferente las repercusiones del parón inmobiliario en la ciudad. Mientras que el concejal de Urbanismo, el socialista Alfredo Iñarrea, sostiene que Avilés está en mejores condiciones que otros lugares para hacer frente a la crisis del ladrillo por la singular oferta de suelo del nuevo plan urbano y las actuaciones del entorno de la ría, entre ellas el Niemeyer, los populares advirtieron ayer de que el Ayuntamiento está perdiendo ya de ingresar entre un 30 por ciento y un 40 por ciento por licencias urbanísticas y del impuesto de construcciones.

El portavoz del PP, Constantino Álvarez, explicó que, muy por debajo de las previsiones presupuestadas, las arcas municipales obtuvieron, en el primer trimestre de 2008, 182.842 euros de los permisos para obras, frente a los 422.714 del mismo período en 2007. En cuanto al impuesto de construcciones, el resultado sería aún más negativo, de acuerdo con los datos que maneja el PP, al ingresarse 815.661 euros en el primer trimestre de 2007 y sólo 292.122 en 2008.

La disparidad en cuanto a resultados ofrece todavía un contraste mayor si se tienen en cuenta las conclusiones del plan económico del Ayuntamiento para este trienio, que pone al plan urbano y al centro cultural de la ría como garantes del equilibrio financiero municipal en un futuro inmediato. Constantino Álvarez dijo ayer que, a la vista de los resultados, no hay garantía que valga si no se lleva a cabo una revisión de la política de vivienda y urbanismo.

Diversa tipología

Alfredo Iñarrea está convencido de que tanto las grandes actuaciones residenciales previstas en diferentes puntos de la ciudad como el espacio del Niemeyer, también llamado la nueva centralidad o la isla de la innovación, actuarán como un revulsivo frente a la recesión inmobiliaria que se avecina. «El parón inmobiliario debería notarse menos en Avilés que en otros sitios. Tenemos proyectos en marcha que nos distinguen que pueden permitirnos superar la crisis o no entrar en ella».

Las oportunidades para la construcción se brindan, según el concejal de Urbanismo, en distintos lugares: el extrarradio, el casco histórico y la ría. La tipología es diversa y hay previsión de suelo, además, para 17.000 viviendas en un ciclo de hasta veinte años. El plan urbano ha servido, como dice Alfredo Iñarrea, para «desatascar ámbitos de territorio» constreñidos desde el anterior planeamiento, de 1986.

Para combatir el parón, el PP mantiene que resulta imprescindible negociar un mayor número de viviendas protegidas, la totalidad, prácticamente, de las que se construyan, agrega. Constantino Álvarez habló ayer de promover el alquiler con opción a compra, agilizar los trámites administrativos para que la demora no repercuta negativamente en el precio de la vivienda y disminuir la presión fiscal a fin de aliviar al empresario.

«La crisis inmobiliaria afecta directamente al empleo y acarrea, al mismo tiempo, un grave quebranto para el Ayuntamiento, que deja de percibir ingresos que tenía previstos y que considera esenciales para mantener su equilibrio financiero», dijo el portavoz popular. «Sin embargo, no es cierto que el plan urbano y el Niemeyer garanticen ese equilibrio».

Los ingresos por la tasa de licencias urbanísticas (un 3,8 por ciento del presupuesto de obra) y el impuesto de construcciones (metro cuadrado construido y otros conceptos) habían crecido en los años anteriores.