Francisco L. JIMÉNEZ

Uno de cada cinco trabajadores del sector asturiano de la construcción -8.000 de las 40.000 personas que viven del ladrillo y del hormigón- se quedará al paro en los próximos meses si se cumplen las pesimistas previsiones que ayer hicieron públicas la patronal del sector y los sindicatos mayoritarios, UGT y CC OO. Según se puso de manifiesto en sendos foros celebrados en Avilés, la crisis de la construcción tendrá en Asturias un efecto más «leve» que en otras comunidades, pero aún así destruirá entre 5.000 y 8.000 empleos. Son datos que suscriben tanto los sindicatos como la patronal y que aconsejan, según los interlocutores del sector, «tomar medidas cuanto antes para atajar las consecuencias del parón constructivo».

Eduardo Donaire, secretario general de la Federación Asturiana del Metal, la Construcción e Industrias Afines (MCA) de UGT, fue el primero que ayer alertó sobre las consecuencias del batacazo laboral que se cierne sobre el sector de la construcción. «Esperemos equivocarnos, pero los números y los indicadores apuntan a un ajuste severo de empleo y convendría ir pensando cómo vamos a hacerle frente», declaró.

Ya por la tarde, en los prolegómenos de la presentación avilesina del nuevo plan de prevención laboral de la construcción, Serafín Abilio Martínez, el presidente de la Confederación Asturiana de la Construcción (CAC), refrendó como buenos los números de Donaire y se sumó a la solicitud de medidas para paliar semejante varapalo laboral. «La crisis de la construcción nos ha pillado a todos por sorpresa, pero ya es momento de ponerse a trabajar en planes para aminorar el efecto de la recesión. En lo que nos toca, desde la Fundación Laboral de la Construcción de Asturias ya estamos en ello», aseguró.

Peculiaridades favorables

Tanto el sindicalista como el empresario admitieron, no obstante, que la «crisis del ladrillo» golpeará Asturias con menos virulencia que a otras comunidades. La razón es, según Donaire, «que es esta región hay una gran concentración de obra pública que actúa como colchón amortiguador». Serafín Abilio Martínez añadió otras «peculiaridades» que benefician a Asturias en este contexto de crisis: «Tenemos una vivienda más barata -pese a lo que digan las estadísticas oficiales- que la media española y una vivienda protegida que también se comercializa a precios moderados», explicó tratando de hacer ver que la venta de pisos no tiene por qué resentirse gravemente en el Principado.

Pero como incluso con esas supuestas «ventajas» la situación del sector no pinta halagüeña, patronal y sindicatos insisten en que es necesario diseñar y ejecutar planes de choque que favorezcan el reciclaje profesional y la recolocación de los cientos de excedentes que se producirán a corto y medio plazo. «Y es preciso que el Principado se involucre en esos planes, no puede permanecer al margen», reclamó Eduardo Donaire, quien subrayó que la Administración regional «todavía no ha encendido ni los pilotos de alarma». Los responsables de UGT y de la CAC esperan que el Principado comience pronto a ver el problema laboral de la construcción como una «prioridad».