Saúl FERNÁNDEZ

Resulta que anoche el sur de los Estados Unidos se quedó un rato en Avilés. Javier Vargas y una banda de excepción encandilaron a los espectadores que medio llenaron el auditorio de Avilés. Desde Madrid, Buenos Aires e, incluso, el tremendo Misisipi llegó la música para camaleones, los solos de guitarra más fardones, los baquetazos de la mejor batería. Avilés celebró con mil aplausos el camino que fue marcando el guitarrista con magia en los dedos.

Javier Vargas, Peter Kunts, Luis Mayo y la voz sin par de Tim MichelÉ Todo un regalo por el que brindaron los espectadores que se juntaron en la sala de la Casa de Cultura.

«Estamos encantados de volver a Avilés, vamos a presentar algunos temas de nuestro último disco, "Lost and found"É» Éstas fueron las primeras palabras de Vargas a sus aficionados que ni se inquietaron: sólo dos minutos de espera para disfrutar del blues marcado por el espíritu más devoto de la música que define la vida cotidiana del sur de los Estados Unidos. «Desde Misisipi, Tim Michel». Nada más: así presentó a la voz prodigiosa, a los pasos de baile más aplaudidos: con el cable del micro al hombro, en la boca del escenario. Con Tim Michel en toda su magnitud, Vargas se retiró a un segundo plano. Pura discreción que duró un instante porque sus célebres solos de guitarra hicieron bullir a un auditorio entregado de pies, de manos y de alma. El madrileño, conociendo las expectativas, mostró su saber más melódico en este viaje avilesino al Sur. Dedicó, incluso, uno de estos solos a la cucaracha, a la que sólo le falta marihuana para fumar.