M. M.

«Lo que los jóvenes llevan hoy en las bolsas son hamburguesas; no es día de botellas ni de alcohol», decía ayer un agente de la Guardia Civil encargado de patrullar por la zona de la movida de Luanco. A diferencia de otros sábados, la playa y el paseo que une la plaza del Cristal con el arenal estaban libres de «botellón». En los supermercados, a su vez, los licores estaban en los estantes y bajo llave. Luanco vivió ayer una fiesta cero-cero, el principio de la «ley seca».

El trágico desencadenante de estas medidas restrictivas fue la agresión que sufrió una joven, el pasado sábado, a manos de un adolescente candasín. Los hechos se produjeron en la playa de Luanco, hacia las nueve menos cuarto de la noche. Los jóvenes, que ya se conocían de antes, estaban juntos cuando, según testigos, el adolescente empezó a golpearla «sin motivo alguno». La joven, pese a su mal estado, consiguió escapar y llamar la atención de personas que paseaban por la playa. El recuerdo de la agresión estaba latente ayer en Luanco, si bien el escenario donde se produjo la agresión no tenía nada que ver. Los turistas se hicieron con el protagonismo de la jornada y los jóvenes se olvidaron, al menos por una tarde, del «botellón».

La jornada transcurrió así sin incidentes, salvo la detención, según el teniente de Alcaldía de Luanco, Ramón Artime, de dos hombres de aspecto sospechoso que estaban «fotografiando joyerías». «El municipio ha pasado una jornada completamente tranquila, con los hoteles casi al cien por cien de ocupación y sin incidentes», reiteró Artime.