Francisco L. JIMÉNEZ

Lunes en Avilés, es decir día de mercado y calles atestadas de vehículos, y encima lluvioso. Todos los ingredientes para que fuese un día de perros para los conductores. Pero también, irónicamente, un día propicio para poner a prueba el potencial del nuevo dispositivo de control de tráfico, inaugurado oficialmente el pasado viernes, tras invertir en él 697.328 euros y que en sus primeras 72 horas de funcionamiento acumula méritos para aprobar su primera evaluación con nota. Así y todo, ayer tuvo una debilidad, si bien puede que la misma fuese debida a que, como apuntó algún agente de Policía, «es un sistema inteligente, pero no infalible».

Lo que pasó, y así se hizo eco la formación independiente ASIA, fue que la apertura de una zanja en la calle de Llano Ponte (curiosamente unas obras cuya finalidad era la colocación de sensores para proporcionar datos al sistema regulador del tráfico) motivó retenciones matinales entre la glorieta de Los Canapés y la plaza de los Oficios. «Se llegaron a tardar hasta 35 minutos en hacer ese recorrido», denunció un portavoz de ASIA. «No nos consta tal hecho», respondieron desde el centro de control de tráfico, donde sí que admitieron haber tenido que lidiar en ciertos momentos con conatos de atasco en la zona.

Otro «clásico» que se repite invariablemente los días laborables por la mañana en Avilés y que ayer no fue excepción es el hormigueo de coches, padres, madres y escolares en dirección al Colegio San Fernando que se adueña -y ralentiza la circulación- de la plaza donde confluyen la avenida de San Agustín, la calle Fuero de Avilés y el camino de Heros. Como novedad, ayer era testigo de esa abigarrada escena urbana una cámara de control de tráfico que, casi invisible allá en la altura del mástil donde se emplaza, transmitía las imágenes al centro de control de tráfico, donde se dio orden de desplazar al lugar a una pareja de agentes para dar fluidez a los movimientos de unos y otros.

Al centro de control de tráfico, donde ayer trabajaban dos agentes que no quitaban los ojos de las pantallas por las que fluye la vida callejera de Avilés en alta definición, llegan imágenes de la cámara de la avenida San Agustín y de ocho más, que a partir de junio, cuando comience a funcionar el sistema de control de acceso de vehículos al casco antiguo, serán veinte. Como si de un «gran hermano» del tráfico se tratase, los policías que controlan el equipo pueden mover la mayoría de cámaras en todos los ángulos, abrir el campo visual para tener una perspectiva panorámica o amplificar la vista con ayuda de un zoom hasta treinta veces la que percibiría el ojo humano. Valga un ejemplo: con la cámara situada en la plaza del Pescado se divisa con toda nitidez el hotel corverano de Los Balagares. Así es que nada se escapa al gran «ojo» que vigila las calles avilesinas.

¿Resultados perceptibles en estas primeras horas de funcionamiento? El oficial al mando del centro de control de tráfico se muestra comedido, viene a dar a entender que el proceso de aprendizaje requiere de un tiempo. «El programa está diseñado para aprender de la observación y dar cada vez mejores soluciones a los problemas del tráfico local», comenta el agente. ¿Y cómo aprende la máquina? Pues con ayuda de la información que recibe de 110 espiras magnéticas que cuentan el número de coches que pasan por un punto determinado y, en consecuencia, dan una idea de la mayor o menor fluidez del tráfico.

Incordios conocidos por todos los conductores que frecuentan las calles de Avilés como la aparente falta de sintonía a la hora de ponerse verdes los sucesivos semáforos por los que se va pasando en cascada cuando se realiza un itinerario de entrada o salida a la ciudad no desaparecerán de hoy para mañana. «Las soluciones del tráfico tienen que ser globales; aunque pueda parecer lo contrario, no es cuestión de actuar en un semáforo o dos, sino de actuar con perspectiva de conjunto», afirma uno de los oficiales responsables de manejar el «cerebro» informático que debe poner orden en el caos vial de la ciudad.

Y, como ayuda extra, sendas medidas sancionadoras: un coche radar vigila desde el jueves las calles avilesinas para evitar los «escasos» -así dice el jefe policial- casos de conductores que circulan a toda pastilla y en los cruces de los Oficios y el Puente Azud sendas cámaras harán fotos a los coches que se salten los discos rojos. De momento, según la Policía, no se tramitarán multas; pero cuando el sistema esté bien ensayado, sí.