Saúl FERNÁNDEZ

Asturias tiende la mano a la misión que mantiene el Arzobispado de Oviedo en el norte de la República de Benín. Siete concejos del Principado promueven la construcción de cuatro aulas para el Colegio de Bémbéréké. «Se trata de intentar paliar el problema de atención a los chavales de la misión», explicó Abel Suárez, párroco de San Agustín y misionero en África durante más de siete años.

Suárez presentó anoche el proyecto humanitario que el Arzobispado promueve en Benín, en el mismo golfo de Guinea. «Atendemos a 2.300 chavales, pero con las infraestructuras que tenemos ahora no es del todo posible», explicó el párroco de San Agustín. «Invitamos al alcalde de Laviana, Marcia Barreñada, para que conociera el trabajo que llevamos a cabo y fue él, precisamente, quien movió la iniciativa de ayuda de los otros seis concejos», señaló el cura lavianés.

Los 2.300 chavales, según comentó Suárez, van al colegio «por turnos, incluso los fines de semana». Las cuatro aulas que se construirán con el presupuesto llegado de los ayuntamientos de Llanes, Avilés, Tineo, Valdés, Aller y San Martín del Rey Aurelio, según el párroco de San Agustín, «liberan el problema, aunque no lo solucionan del todo». Suárez confesó que «las necesidades son grandes». Pese a ello, agradeció el compromiso de los municipios con la misión de Bémbéréké.

Abel Suárez hizo estas consideraciones antes del mero acto de presentación en Valdecarzana de un CD de imágenes ilustrativas sobre la vida cotidiana en la misión asturiana en el norte de Benín. Abel Suárez confesó, asimismo, su intención de regresar a Benín este próximo verano. «El tiempo que pasas en Bémbéréké te marca. Invité al actual misionero, Alejandro Rodríguez, a conocer la misión y al final se quedó. A mí me gustaría regresar».