Francisco L. JIMÉNEZ

«Este nuevo pabellón marcará un antes y un después en la trayectoria de la Cámara de Comercio como organizadora de actividades feriales». Con estas palabras, luego completadas con una declaración de intenciones sobre la voluntad cameral de sacar el máximo provecho al remozado recinto de exposiciones y congresos avilesino, expuso el responsable de la comisión de ferias de la Cámara, Javier Martínez, el propósito de la entidad de potenciar la vocación ferial de la entidad. La alcaldesa, Pilar Varela, se unió al discurso de buenos deseos y pronosticó al consorcio ferial un futuro venturoso cuyo primer exponente se espera que sea el Salón de la alimentación y el equipamiento hostelero (Salenor), que ayer abrió sus puertas con notable presencia de público.

Avilés, y bien que ayer lo lució, ya tiene nuevo pabellón de ferias, con todas las consecuencias. Atrás queda la polémica, aparentemente superada, sobre la prometida construcción de un nuevo ferial en terrenos de la ría, una idea que apadrinó el propio Vicente Álvarez Areces y que luego se aparcó en beneficio de la opción que se entendió más racional -y barata-, la de reformar el viejo mercado de ganados de La Magdalena.

La inversión requerida en principio fueron tres millones de euros, una cifra que luego creció por necesidades de la obra y que a falta de cerrar las cuentas del proyecto ya ronda los cuatro millones. Faltan flecos, como ayer quedó patente: mobiliario, megafonía, refuerzo de la red eléctrica, remates de decoración..., pero aún sin esos detalles los elogios al resultado de la intervención en el inmueble fueron unánimes.

«Los cambios son tan importantes como el paso del día a la noche. Y los que más se van a beneficiar de las ventajas del nuevo equipamiento, en forma de mejores condiciones de trabajo y comodidad, son los expositores y visitantes», relató ilusionado Javier Martínez. No faltó quien, echando la vista atrás unos pocos años, recordaba ayer en qué penosas condiciones llegaron a organizarse ferias en La Magdalena: goteras, corrientes de aire, baños clausurados por insalubridad, entre otros «contratiempos».

El esperado punto de inflexión de la actividad ferial avilesina implicará, según adelantaron los responsables de la Cámara de Comercio, novedades en la programación para aprovechar al máximo los huecos libres del calendario, el refuerzo de citas que ya se han convertido en clásicas y el cambio de formatos, caso de Salenor, el certamen que ayer se inauguró y que desde este año aúna en una misma convocatoria lo que eran dos ferias previas independientes, la de la alimentación y la del equipamiento para la restauración y la hostelería. «Aspiramos a hacer las cosas mejor cada día, porque tenemos afán de superación y queremos hacerlo con la misma unidad con la que hemos venido trabajando hasta la fecha todas las entidades implicadas: los ayuntamientos, la Cámara, el consorcio ferial y las firmas colaboradoras», sentenció Varela.