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-El San Agustín tiene resonancia desde hace dos años, ¿cómo valora este servicio?

-En sanidad está descrito que cada vez que se pone en marcha una nueva técnica aumenta la demanda. Con la resonancia ha pasado precisamente esto: desde que se instaló la máquina se hacen unas quinientas resonancias más cada año. En 2007 hicimos alrededor de 4.000 y este año prevemos unas 5.000. Lo que es incierto es que las esperas para someterse a esta prueba sean mayores o próximas a un año.

-También han implantado el programa informático Selene

-El Selene irrumpió en nuestra vida de manera importante. Para nosotros es un avance importantísimo y tenemos que dar las gracias a la consejería de Salud por la atención que nos está prestando y la capacidad que tiene para atender nuestros problemas. Llevamos ya casi dos años preparando este programa: primero fue la puesta en marcha de la gestión de pacientes, que afectó al área de admisión y citación donde se formaban grandes colas... ahora ya inexistentes. Lo mismo que pasaba en citaciones está pasando ahora en consultas, aunque hemos rebajado el número de citas para que los médicos se acostumbren a trabajar con el Selene. Aún así tenemos algún retraso, algo normal ante un cambio tan novedoso. Aquí estamos trabajando para que esto se implante en otros hospitales, estamos haciendo la prueba del algodón de un programa que en unos años tendrán todos los hospitales de la región.

-Imagínese que tiene que explicarle a un paciente que se perdió su historial o que debe esperar un retraso de unas horas...

-Le explicaría que el Selene es un programa donde van entretejidas muchas aplicaciones más, unas en marcha y otras en proceso de instalación. Estamos hablando de un hospital con un nivel de informatización de vanguardia no a nivel nacional sino a niveles más importantes. Diría también que el Selene es una herramienta que ante todo aporta seguridad: sólo accede quien tiene que acceder a la información que requiere. Los profesionales tienen a su disposición gran cantidad de información y esto les da mayor autonomía. Aporta también legibilidad, lo que evita errores. También evita la duplicidad de pruebas en las exploraciones y la iatrogenia (cualquier tipo de alteración del estado del paciente producida por el médico). Otra de las ventajas del programa Selene es que permite coordinar interdisciplinarmente las especialidades: el médico de familia podrá consultar qué tienen sus pacientes. Con esto la medicina aislada ya no existe, ahora existe una cadena de conocimientos.

-¿Cuándo cree que se normalizará la atención en el hospital tras la implantación del Selene?

-Continuamente habrá que ir adaptándose a las necesidades así que es difícil dar una fecha. En estos momentos ya hay un nivel de satisfacción muy importante en el hospital. Gracias al Selene los médicos, por ejemplo, podrán realizar más investigación sacando determinadas coincidencias que se dan a nivel patológico de una forma sencilla.

-Además de la informatización del centro, ¿aspira a alguna nueva especialidad?

-Como directivo tendría que decir que faltan muchos pero no nos falta nada: nosotros trabajamos en red con los médicos de familia y con otros hospitales y los pacientes tendrán que ir a donde estén los mejores equipos. No podemos andar distribuyendo especialidades por todos los hospitales. El San Agustín, en estos momentos, tiene unos equipos señeros y hay técnicas que sólo se realizan en este centro, por eso tratamos a pacientes derivados de otros hospitales.

-En su día se trató la posibilidad de atender a los pacientes terminales de cáncer en sus domicilios, ¿qué hay de este proyecto?

-Entra dentro de la Estrategia de Cuidados Paliativos, que no afecta únicamente a los pacientes oncológicos, y en poco tiempo se pondrá en marcha.

-¿Cómo es la relación con atención primaria?

-La relación es buena. El teléfono funciona y la informática también. Quizá ahora con la puesta en marcha del Selene podamos dar más información a primaria para que cada médico de familia tenga los datos exactos de cómo han sido atendidos sus pacientes.

-¿Cree necesario un «pinchazo» en la variante para reducir el tiempo de llegada al hospital?

-Esa decisión está en manos de los técnicos. El hospital está ubicado en una zona con poco tráfico, en un entorno tranquilo y por esta carretera prácticamente viene quien tiene que venir al hospital... Aún así es una decisión que le corresponde tomar a los técnicos.

-El convenio de Gaxín tiene terreno reservado para una futura ampliación del San Agustín, ¿alguna previsión?

-No. Ahora tenemos la oportunidad de ampliar los servicios con atención primaria y ahí tenemos las unidades de gestión clínica que ya nos permiten trabajar interdepartamentalmente. En cuanto a espacio.... tenemos más que suficiente por lo que decía antes de que tiene que decrecer la estancia hospitalaria. Se podría decir que estamos esponjados.

-Usted elaboró teorías sobre el futuro del sistema público de salud. ¿Por dónde pasa el futuro del San Agustín, en este caso?

-Estamos detectando malos tratos, el malestar de los ancianos en sus domicilios... En nuestro trabajo existe el factor humano y hay que desarrollarlo. Debemos también atender más a la gente en menos tiempo e ir racionalizando nuestra función para la sostenibilidad del sistema. Los presupuestos son limitados y el uso que se dé a la sanidad debe ser racional, sin abusar.

«La relación con los médicos de familia es buena, y ahora podremos facilitarles más información»