De nuestro corresponsal,

Falcatrúas

El concejo de Bildeo siempre anda con el paso cambiado, es nuestro sino. El comienzo del despegue económico de España coincidió con el comienzo del deterioro de este maravilloso y desconocido concejo. Los jóvenes partieron de uno en uno al principio y a docenas después, así hasta setenta, ya comentamos anteriormente que el destino inicial fue Avilés y, después, Bélgica, Francia, Alemania, Suiza?

Nemesio, de Casa Fonso, Amador, de Casa Panoya, y Goyo, de Casa'l Truébano, que sólo habían salido de Bildeo para cumplir su servicio militar, tal vez un viaje a Oviedo, de golpe y porrazo se encontraron con un contrato de trabajo para una fábrica de chocolate en Neuchâtel, un pueblo de Suiza. Al ser los bildeanos unos chocolateros, al decir de los pueblos próximos, es normal que los llamaran para esta especialidad, en lugar de mandarlos a una fábrica de bombillas en Holanda.

Los tres mozos amarraron sus maletas de cartón piedra con refuerzo de lía sobre las caballerías, dieron besos y consuelos a sus madres y hermanas llorosas, abrazos con fuertes palmadas en la espalda a los paisanos, anduvieron un par de horas camino abajo, hasta la carretera general, y montaron en el coche de línea, desapareciendo tras la primera curva.

En llegar a la frontera consumieron día y medio, tras lo cual se encontraron la segunda noche atravesando Francia, al compás del chacachá. Medio transpuestos, sin haber dormido la noche anterior, Nemesio preguntó a Goyo al detenerse el tren en una estación.

-¿Dónde estaremos?

-¿Qué más te da?

-¡Vaya, hombre! Para saber en qué pueblo estamos en este mapa.

Goyo corrió un poco la cortinilla y leyó el letrero luminoso.

-«Sortie», estamos en «Sortie».

Dos o tres horas después, otra parada, de noche todavía.

-Goyo, mira a ver dónde estamos, anda.

-Vuelta la burra al prau: cuando lleguemos, llegamos.

No obstante, volvió a correr la cortinilla y leyó.

-«Sortie», estamos en «Sortie».

-¡Me cago en la leche que mamaste, ése fue el pueblo que nos dijiste hace más de dos horas!

-¡A mí qué me cuentas! Yo no entiendo el francés.

Se pusieron los tres a discutir a voz en grito la conveniencia de que todo el mundo hablase bildeano, cuando intervino un pasajero que fumaba en el pasillo.

-Compatriotas, haya paz, «sortie» significa «salida», esos letreros los hay en todas las estaciones.

Llegados a su destino, encontraron todo organizado para que se alojaran en una casa, un chalecito para cuatro, en el que ya había un extremeño, y desde el primer día la convivencia entre los cuatro funcionó bastante bien, fue la primera experiencia de la Alianza de Civilizaciones. El trabajo de mantenimiento en la fábrica de chocolates Suchard era llevadero y el resto del tiempo lo dedicaban los cuatro a ahorrar, es decir, a no salir de casa, era todo carísimo.

Llegó el invierno, las nevadas eran como las mejores de Bildeo, y el extremeño se fijó en el resto de chalecitos de la calle, todos perfectamente alineados, con su camisita y su canesú, con un pequeño jardín en el frente, como el suyo. En los jardincitos, los vecinos habían colocado bandejas donde depositaban arroz, alpiste, migas de pan y otros menús para alimentar a los pájaros, que difícilmente podrían encontrar comida bajo la nieve.

El extremeño tomó buena nota y preparó a su vez una bandeja similar, provista de unos palos para que los pájaros se posasen en ellos, cargando de comida la bandeja y de liga o pegamento los palitroques.

Al principio nadie se dio cuenta, ni siquiera los bildeanos, porque el extremeño se arreglaba para quedarse en casa cuando ellos iban a la oficina de correos o tenían turno cambiado, pero a la cuarta o quinta fritada de pájaros cayeron en la cuenta y se encararon los tres con él.

-¡Pero tú estás loco, van a echarnos del país por tu culpa! ¿No ves que esta gente son fanáticos de la conservación del medio ambiente y todo eso?

-¡Qué saben los suizos! ¡Una fritada de pájaros es un manjar, si lo sabré yo!

Estaban en plena fase de reproches al extremeño cuando se presentaron dos policías: visita a la Comisaría, apercibimiento de que a la siguiente falta grave serían expulsados de Suiza los cuatro, ubicación de los españoles en el punto de mira de los vecinos, etcétera.

Los bildeanos estuvieron a punto de disolver la sociedad con el de Alcántara, que se defendía como podía:

-Estos suizos son unos hipócritas: lloran por unos pájaros, pero hacen la vista gorda a los miles de millones que entran en sus bancos, sin hacer preguntas, aunque vengan de mafiosos, dictadores y gobernantes que tienen a sus países en la miseria mientras ellos guardan aquí unos ahorrillos.

Seguiremos informando.