M. M.

«La apertura indiscriminada de grandes superficies comerciales perjudica al comercio urbano pero, sobre todo, perjudica a las ciudades cuando se instalan, como casi siempre hacen, en la periferia de éstas, en los nudos de las autopistas e incluso en zonas claramente rurales», sentenciaron los comerciantes avilesinos asociados en la Ucayc, que ahora invocan el caso de la ciudad francesa de Toulouse para evitar los mismos errores. «En esa ciudad, donde desapareció el comercio de ciudad, los vecinos se fueron a vivir a urbanizaciones cerradas en el extrarradio y el centro urbano se degradó. Después han tenido que actuar las administraciones con ingentes cantidades de dinero público para recuperar la vida ciudadana que había desaparecido», añadieron. De ahí que ahora pidan que la futura «ley Omnibus» -el anteproyecto se aprobó el 12 de junio y está pendiente del visto bueno de las Cortes- tenga en cuenta esta máxima. Sólo en el centro de Asturias, según los miembros de la Ucayc, existen 14 superficies comerciales.

Los empresarios, no obstante, tienen puestas sus esperanzas en el Gobierno regional. «La defensa del pequeño comercio y de los núcleos urbanos como referentes de la vida ciudadana están en la filosofía que inspira, según el director de Comercio del Principado, la decisión de mantener en Asturias el freno a la proliferación de nuevos equipamientos comerciales de gran tamaño», explicaron. El Ejecutivo que dirige Vicente Álvarez Areces deberá adaptar su legislación de comercio a la nueva directiva de servicios que obliga a levantar trabas administrativas a la instalación de negocios y a preservar los principios de libre competencia. A juicio de los comerciantes avilesinos, «la modificación es un motivo suficientemente importante como para que todos queramos influir en su última redacción, porque estamos ante la norma que nos regirá en los próximos años. Los que defendemos el comercio urbano nos estamos jugando el modelo de vida ciudadana que deseamos».

Los empresarios añadieron: «Ante todo, las administraciones tienen que darse cuenta de que la apuesta por el comercio urbano es una apuesta por la calidad de vida y por el futuro de nuestras ciudades». Y subrayaron: «Los argumentos de las grandes empresas de distribución y de la Comisión Nacional de Competencia son erróneos».