Saúl FERNÁNDEZ

Brad Pitt está en Avilés. Ayer, a última hora de la tarde, un pequeño reactor modelo Falcon aterrizó en el aeropuerto de Asturias. La estrella de Hollywood desembarcó acompañado del arquitecto Lars Kruckeberg, de la empresa alemana Graft, y de un nutrido equipo de colaboradores. El actor respondía de este modo a una invitación que le lanzó Natalio Grueso, director del Centro Niemeyer, el complejo cultural que se está construyendo en la orilla izquierda de la ría y que se muestra como mascarón de proa del proyecto de la Isla de la Innovación.

El presidente del Principado de Asturias, que interrumpió ayer sus vacaciones para ver a la estrella, explicó que Pitt y su equipo de arquitectos están dispuestos a «participar» en el desarrollo de la Isla de la Innovación.

En el aeropuerto, el actor se subió a un Audi color oscuro y con los cristales tintados. Volando se plantó en el hotel Palacio Ferrera. La organización comunicó a la dirección del hotel la llegada sorprendente de Brad Pitt, pese a ello el actor no se podía quedar sin habitación. La suite más especial del hotel avilesino fue para la superestrella, según informa Ana G. Duque.

Brad Pitt, guardado celosamente por su equipo, subió a la habitación y poco después de las siete decidió conocer la ciudad de Avilés. Salió a la plaza de España, tomó la calle de la Ferrería, se interesó por casi todos los edificios de la histórica vía. Vestía una camisa blanca, una gorra, un pantalón beige... Los viandantes que chocaron con la estrella 1e reconocían, aunque no estaban seguros, todos con cara de ¿será de verdad Brad Pitt? La estrella y su séquito, su constelación, llegaron a la plaza de Carlos Lobo. La calle de los Alfolíes se asoma a la cúpula del Niemeyer. Ayer sólo la contempló. Brad Pitt es una apasionado de la arquitectura. La obra de Niemeyer le produce entusiasmo, según declaró el presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces.

El actor atendía a las explicaciones que le dieron de cada uno de las edificaciones con que se encontraron, sobre todo, el Camposagrado y el Valdecarzana. La calle de la Fruta, la de San Francisco, la de Galiana, el parque de Ferrera fueron recorridas por la superestrella. A paso ligero. Quiso tomar sidra y le subieron, en torno a las siete y media, a Casa Tataguyo. Brad Pitt se quedó prendado del arte que echó Paco Gámez para escanciar un culete. Pitt pidió que fotografiaran al camarero. Gámez le tendió la botella al artista. Tiró como pudo, según testigos. Gámez se retrató con la estrella. «¿Esa foto no será para la prensa?», se indignó la asistenta. «No, para nosotros».

Diez minutos después, incomodado por los fans, Brad Pitt volvió al hotel.