E. CAMPO

La pasarela que el Ayuntamiento construirá para conectar la ciudad con el Niemeyer salvando la barrera del ferrocarril será una suerte de «grapa» de acero corten que ofrecerá, además, dos miradores -uno sobre la ría y otro sobre la plaza de Santiago López-, y que atravesará la vieja pescadería, convertida en centro de recepción de visitantes. Este es, a grandes rasgos, el diseño que ayer se desveló y que comenzará a construirse en diciembre para que esté listo en julio de 2010. La inversión, de 3,4 millones, es la primera obra que se incluye en el canon de la privatización del agua, según informó la alcaldesa, Pilar Varela. El proyecto tiene la firma del arquitecto municipal Aitor López Galileo y del ingeniero Raúl Escrivá Peyro, coordinados por Laureano González Vidal, el director de los servicios técnicos del Ayuntamiento.

La actuación tiene un doble objetivo: permitir a los peatones cruzar las vías y aglutinar en un edificio todos los servicios destinados al visitante, como información y venta de tiques. «La unión evidente entre la ciudad y el Niemeyer es la calle Rui Gómez, pero está interrumpida por el tráfico del Muelle y por las vías de tren», explicó López Galileo. De ahí la idea de que la pasarela arranque justo de la plaza de Santiago López, formando un camino paralelo a las dos calles que configuran la plaza de Santiago López y también del puente de San Sebastián. El acceso desde Santiago López se efectuará desde el interior de la plaza del Pescado, bien desde el primer piso -a donde se accede mediante una rampa-, bien desde el espacio bajo cubierta, mediante un ascensor. Del otro lado, la pasarela se apoya sobre una caja que combina rampa y escaleras.

La pendiente de la pasarela será inferior al 6 % y su altura máxima alcanzará los 7 metros, para superar la catenaria. El recorrido total será de 305 metros, para cubrir 188 metros de longitud en línea recta. La construcción obligará a talar algunos árboles de la plaza de Santiago López. En cuanto a la intervención en la Pescadería, la adaptación incluye varias intervenciones. Por una parte, el arquitecto explicó que se recuperará la concepción de espacio diáfano anterior a la panelación en aulas, y que se modificará la pintura exterior para dar mayor unidad volumétrica. Por otra, será necesario desmontar parte de la cubierta -el tramo se cubrirá con un lucernario- para permitir el desarrollo de la pasarela, y también se abrirá un mirador al Niemeyer en la primera planta. La obra comenzará con la intervención en la plaza y con la construcción de la estructura sustentante de la ría. Después se colocará la pasarela, que se trasladará dividida en cuatro piezas.

Varela recapituló que hace unos meses las administraciones implicadas en el Centro Niemeyer se coordinaron para construir los accesos: pasarelas peatonales el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria -que pronto presentará la suya-, mientras que el Principado se reservó los accesos rodados, utilizando las antiguas entradas a Ensidesa. Sobre la mesa quedan ahora dos preguntas, para las que Varela prometió rápida respuesta: la ubicación de la sede de Aulas Populares, que hasta ahora estaba en la Pescadería, y el lugar donde podrán colocarse las piezas del archivo de Ensidesa. Lo que sí descartó es que esta operación implique el cierre de la Oficina de Turismo, situada a escasos metros.