Juan C. GALÁN

En Asturias residen unos 4.000 rumanos de confesión ortodoxa. Los profundos cambios sociales provocan situaciones impensables menos de una década atrás. El Principado acoge, no sólo ortodoxos rumanos, sino también judíos, musulmanes, evangélicos, protestantes, anglicanos, budistas e, incluso, seguidores de la llamada «Fe Bahá'i», seguidores de Bahá'u'lláh, religioso iraní del siglo XIX. Sin embargo, las once confesiones con representación en Asturias dieron ayer, como diría John Lenon, una oportunidad a la paz. «A fin de cuentas, todos somos hijos del mismo Dios», señaló Florin Nicolai, representante de los ortodoxos rumanos en la región.

El encuentro ecuménico que ayer acogió el Centro Municipal de Arte y Exposiciones del Arbolón, promovido por la orden franciscana seglar de Avilés, se desarrolló con la misma sencillez con la que se gestó. «Con sólo una llamada telefónica hemos conseguido juntar a once confesiones distintas y, no sólo eso, sino también organizar en unión el encuentro», destaca Javier Valbuena, uno de los promotores del acto.

A modo de «misa total», los representantes de las once confesiones compartieron entre sí todos los ritos particulares que conforman los cultos de cada confesión presente. Una forma de estrechar lazos previa al meollo del encuentro: una plegaria común en favor de la paz. «Este no es un encuentro político ni cultural. Hemos decidido sencillamente orar para mantener una relación directa con Dios, según como lo entienda cada uno, y que eso insufle la capacidad de crear paz a nuestro alrededor. La religión ha sido utilizado en demasiadas ocasiones como elemento de odio», explicó Valbuena.

El culto que ayer se celebró en Avilés fue el remedo del encuentro ecuménico mundial de 1987, el llamado «Espíritu de Asís» en alusión a la localidad italiana donde se llevó a cabo.