E. CAMPO

El derribo del viejo convento de los franciscanos acaba de llegar a su fin, con la retirada de la plataforma sobre la que se construyó este anejo de la iglesia de los Padres. Sólo esta última fase del desmontaje se realizó con medios mecánicos, ya que el resto de la obra fue a mano para evitar daños en la estructura.

Según explicó ayer el arquitecto Jorge Hevia, una vez que concluyan las fiestas navideñas se volverá a andamiar el perímetro del templo para restañar las heridas y para restaurar la cubierta de la capilla mayor. Cuando se desmonten los andamios se realizarán las prospecciones arqueológicas, que correrán a cargo de Sergio Ríos.

En la plataforma que sustentaba el convento, los trabajadores de la empresa MC Conservación y Restauración encontraron sillares de piedra procedentes de la antigua sacristía, de gran calidad. Según explicó Hevia, estas piezas se guardaron para poder utilizar después en las labores de recomposición del templo de origen románico, ya que uno de los contrafuertes fue horadado y es necesario volver a componerlo. «Como ese material es de calidad similar, la idea es reaprovecharlo». El seguimiento petrológico de la obra corre a cargo de Luis Valdeón y Araceli Rojo, de la empresa Gea.