Francisco L. JIMÉNEZ

El mercado callejero que se monta los lunes entre el parque de Las Meanas y la pista de La Exposición se celebró ayer sin apenas presencia de «manteros», vendedores de origen africano en su mayoría que exponen la mercancía sobre trapos extendidos en el suelo y que, a diferencia del resto de tenderos que acude a la plaza, no pagan por la ocupación del espacio público. La deserción de los «manteros» no fue precisamente voluntaria, sino que tuvo que ver con el refuerzo de la vigilancia policial en el mercado: hasta tres patrullas de dos agentes cada una llegaron a ser vistas a la vez controlando el desarrollo de la actividad comercial en la plaza. Así las cosas, los «manteros» lo tuvieron imposible para vender sus productos.

El hecho de que los «manteros» no coticen como los demás por tener un sitio en el mercado del lunes, unida al fuerte incremento de su número y los cada vez más frecuentes enfrentamientos verbales con quienes les recriminan su actitud, generaron una gran malestar entre los demás comerciantes ambulantes. El polvorín estalló el lunes de la semana pasada, víspera de Reyes. Ese día vinieron a Avilés más «manteros» que nunca y los intentos por expulsarlos del mercado derivaron en fuertes discusiones. Los ambulantes trasladaron una queja formal a la dirección de la sociedad Mercado de Avilés, llegando a amenazar con dejar de acudir a la plaza avilesina si no se tomaban medidas, y ésta la elevó a la autoridad municipal. La respuesta llegó ayer en forma de más policías locales en Las Meanas; la sola presencia de los agentes pareció ser suficiente para disuadir a los «manteros».