Los marcianos son unos señores que vuelan en platillos volantes y abducen terrícolas. Porque ellos lo valen; los terrícolas, digo... porque los extraterrestres son «extra» y viven como seres extra-ordinarios. Y eso es muy raro. Lo normal es lo normal, lo que ordena el mundo en el que vivimos y que es el objeto de deseo de todos los alienígenas. Los seres verdes se ponen «moraos» cuando bajan de los platillos a cosechar humanos. La abducción tiene mucho de técnica agrícola.

Una banda de marcianos -los de la peña avilesina «Haique»- ha bajado a la Tierra y no lo ha hecho a la buena de Dios, lo ha hecho para participar en el «Antroxu», que es el carnaval local, o sea, disfraces, camuflajes; ser el que no se es por unos días. Eso nos salvará de la abducción que anuncian los marcianos esos que, parece ser, serán los últimos Reyes del Goxu y de la Faba; que después empieza la república carnavalera

El Antroxu está a la vuelta de la esquina y los de la peña «Haique» avisan: el disfraz es obligatorio; la celebración, fija. La invasión sobrevuela nuestros cerebros -aquí al lado está la foto que prueba las amenazas: un OVNI enorme sobre un minúsculo montículo de color blanco que algún día será el Centro Niemeyer, pero que, de momento, sólo es un centro de recepción de visitantes que hablan en extranjero y tienen acento extranjero, pero que no tienen nada que ver los aliens-. Créanme. El calendario está a la vuelta de la esquina: el día 10 empieza el festejo. En Llaranes se verá a los primeros marcianos.