Myriam MANCISIDOR

«Dejamos a los maridos llorando, tristes y melancólicos», sentenció ayer una avilesina convertida en pitonisa que disfrutaba con sus amigas de la merienda de comadres en el restaurante La Parra de Avilés. Mary Fernández, Sara Díaz, Guiomar Estrada, Marilina Cordero, Violeta Redondo y otras tantas dieron rienda suelta al paladar y también al palique. ¿El tema de conversación? Los hombres, principalmente. ¿Y el leitmotiv de la reunión? El cotilleo. Comadres en Avilés es el día de la desbandada muyeril. Y todo vale, menos la timidez.

La fiesta, pese a todo, congregó este año a menos mujeres que años atrás debido a la escasez de dineros y también al frío, con termómetros que marcaban cuatro grados en positivo. De ahí que las que se atrevieron con la «folixa» acudieran a los distintos puntos de reunión con disfraces de abrigo: brujitas, diablillas, rockeras, payasas, piratas... «Con esta ropa intentamos no pasar frío. El resto ya lo hace la sangría», dijo «una comadre de siempre».

«Nosotras llevamos más de diez años celebrando esta fiesta y es una de las que más nos gusta», subrayó otra comadre, Petri Barrios, que compartía mesa con algunas veteranas de este festejo que abre el Antroxu avilesino. Con Barrios estaban Margarita Revelo, Ana Sáez y Lari Pérez. También Rosi Fernández, una alicantina que hace un año llegó a Avilés y se encontró entre la espada y la pared cuando le preguntaron si acudiría a comadres. «Tuve que preguntar qué era eso porque no tenía ni idea. Probé y me lo pasé genial así que repito», explicó.

Otro grupo de mujeres también en La Parra analizaba cómo era antes la fiesta de comadres y cómo ha cambiado con los años. «Ahora hay demasiado follón en los bares», manifestaron al unísono las integrantes de este grupo de amigas que se reúne cada año el jueves de carnaval para charlar «de cosas de mujeres». Entretanto, la charanga «Los Españolitos» hizo acto de presencia en el local y las mujeres, aunque menos que años atrás, llenaron el local. Y no perdieron pieza.