E. CAMPO

La restauración de la capilla de los Alas, aneja a la iglesia de los Padres Franciscanos, es en proporción la obra más cara de este tipo que se realiza en Asturias: 5.900 euros el metro cuadrado, sumando la obra, la redacción del proyecto, el seguimiento arqueológico y petrológico y la dirección facultativa. En total, 288.000 euros, según destacó ayer el director general de Patrimonio, José Luis Vega. Los trabajos, adjudicados a la empresa Artemón, acaban de comenzar, con la instalación de andamios. Vega visitó la obra acompañado del concejal de Cultura de Avilés, Román Antonio Álvarez, así como de los miembros del equipo de restauración, que es el mismo que intervino en la catedral de Oviedo: los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca, el historiador Vidal de la Madrid y el arqueólogo Sergio Ríos.

La intervención supondrá levantar todo el pavimento, que se restituirá después de la intervención arqueológica y de sustituir el lecho de arena y los morteros actuales por otros materiales libres de componentes salinos y materia orgánica. Sergio Ríos dijo que es difícil predecir qué puede dar de sí la investigación arqueológica: «Lo mismo nos encontramos un relleno de asiento como enterramientos anteriores a la construcción de la capilla», señaló. Vidal de la Madrid reafirmó esta idea y explicó que aunque el edificio se data a mediados del siglo XIV, probablemente existía otra construcción anterior, y también se supone la existencia de un cementerio.

Investigaciones arqueológicas también se realizarán en el exterior de los Alas y de los Padres Franciscanos. Tanto De la Madrid como Álvarez defendieron ante José Luis Vega la necesidad de excavar también en el interior de los Padres, pero el director general de Patrimonio echó balones fuera: «De momento vamos a hacer esto, que ya es mucho dinero».

La obra, cuyo plazo de ejecución es de seis meses -la idea es que se pueda inaugurar para San Agustín- incluye las siguientes actuaciones: revisión del sistema estructural de la cubierta, reparación de las patologías que afectan a las fábricas pétreas, creación de una corriente permanente de aire, construcción de una cámara drenante para rebajar la humedad, mejora del pavimento y nueva iluminación. Además, se pretende recuperar la decoración pictórica de la bóveda, que simulaba falsos sillares: por eso se realizarán catas y exploraciones estratigráficas en busca de indicios. Si no aparecen restos, se propone restituir la pintura según la documentación fotográfica de 1984.