«F-23» parece un reactor militar, pero nada más lejos. Se trata de una media vuelta a lo que sucedió en aquella tarde-noche del 23 de febrero de 1981, cuando, desde la tribuna del Congreso, un tipo con bigote, tricornio y galones de teniente coronel soltó aquello de «quieto todo el mundo». Y el país volvió a temblar.

El teatro es el arte de la transformación: la verdad sobre las tablas es sólo representación mientras que la mentira en el escenario toma cuerpo cierto y se hace evidente, sangrante y hasta terrible. El dramaturgo gijonés Jorge Moreno no es nuevo en el oficio de moldear la historia; como actor ha sido Hitler y Stalin; como escritor se ha lanzado al «Ensayo generalísimo»... pero nunca había estado a este y al otro lado de la realidad en un mismo espectáculo (que yo recuerde). Nunca hasta este pasado martes, cuando la compañía «Konjuro Teatro» puso sobre la escena del odeón avilesino «F-23», la tragicomedia sobre la derrota y el deseo por un futuro de gloria, aplausos y reconocimientos. Los pocos espectadores que asistieron a la función del martes -día más que extraño para programar teatro- aplaudieron el trabajo de Moreno y, sobremanera, el de Mayra Fernández, que le dio réplica en este espectáculo «a dos» con un guión casi perfecto.

No lo fue por un pelo, por un afán «literario» que, en ocasiones, quebraba la ilusión catártica del escenario. O sea, juegos de palabras constantes, paranomasias y encabalgamientos más que marcados embozaron los logros de los dos actores sobre la escena. Pasó algo parecido con «Performance», el penúltimo estreno de Moreno, un espectáculo que él mismo protagonizó, aunque no dirigió

El gijonés ya no es una promesa. Atesora triunfos enormes y aplausos generales. Es actor, es director, es productor y es dramaturgo... el teatro en Asturias es un teatro «total» donde todos tienen que hacer de todo para poder así seguir adelante. En marzo, por ejemplo, representará a Asturias en la Muestra de las Autonomías que se celebra cada año en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Viajará a la capital con uno de sus grandes títulos («Alizia 21»), pero mantiene en cartel otros como «Asturiestein». «F-23» esta misma semana se representa en Jaén. La dictadura derrotada y romántica empieza a cobrar vida.