A. P. G.

Un juez decretó ayer prisión provisional, comunicada y sin fianza para A. P. M., el gijonés de 42 años que confesó haber intentado matar a golpes a la avilesina Marisé del Río, de 63, el pasado lunes. El magistrado le imputa inicialmente un delito de homicidio en grado de tentativa, dos de allanamiento de morada, otros dos de daños y uno de robo con fuerza en casa habitada, comunicaron en medios judiciales. El acusado refrendó la versión que desde el primer momento pronunció ante la Policía Nacional y «evidenció que su condición mental puede estar afectada». Insistió, además, en las «transmisiones mentales» que le hacía Marisé del Río y que «ese poder maligno de la víctima es lo que le llevó a intentar matar», añadieron fuentes judiciales.

El detenido llegó al palacio de Justicia de Marcos del Torniello en un coche policial a las once y media de la mañana, procedente de la Comisaría. Lo abandonó dos horas y medias después para ingresar en la cárcel asturiana tras confesar de nuevo los hechos. Dijo que el día 19, viernes, mató con una maza a una de las perras de la avilesina, «Tona», y que después le clavó un destornillador. El motivo: quería asustarla, harto de que lo «torturara telepáticamente», explicaron en medios próximos a la investigación. Lo que niega es haberle robado 1.200 euros, de lo que le acusa la Policía, e insiste en que la suma que los agentes hallaron en su poder en el momento de la detención (unos 500 euros) la había sacado de una cuenta personal. Después de destrozar al animal, A. P. M., vecino de la calle gijonesa Móstoles, se alojó en una pensión próxima a la estación de autobuses de Avilés. Allí pasó el fin de semana, como confirmaron en el propio establecimiento a la Policía Nacional.

Pasadas las nueve y media de la mañana del lunes, día 22, volvió al domicilio de Marisé del Río, presidenta de la Asociación Protectora de Animales La Paz, en un primero de Juan Ochoa. Siempre según fuentes próximas a la investigación, el gijonés declaró que tiró abajo la puerta con una maza y que con ese mismo instrumento la emprendió a golpes en la cabeza de la víctima. La derribó y siguió golpeándola cuando ésta ya estaba en el suelo, en medio de un charco de sangre. Después huyó y los agentes lo arrestaron apenas una hora después, en la estación de Renfe. Llevaba una bolsa de deporte con una maza en su interior. Otras fuentes añadieron que también portaba una carpeta con cartas en las que alertaba de los poderes malignos de la avilesina.

En el registro del domicilio del gijonés los agentes no hallaron más que un tremendo desorden y montones de fotocopias de los mismos textos que portaba en su carpeta, añadieron fuentes cercanas al caso. Los destinatarios: desde el Rey hasta el presidente del Gobierno, entre otras autoridades.

El juez José Manuel Raposo recomendará al Centro Penitenciario de Villabona que le preste una «vigilancia médica importante, dado el estado mental del detenido». Y es que incluso ante el juez, el fiscal y su abogada, Marta Tamargo, A. P. M. siguió diciendo que estaba sintiendo los poderes mentales de su víctima. «Ahora mismo les está aduciendo», les dijo. La frase impresionó a los asistentes. El fiscal también solicitó para el detenido prisión provisional dada la gravedad de los hechos que cometió. Su letrada solicitó que sea sometido a un examen forense.

El gijonés pasó ayer su primera noche en prisión mientras Marisé del Río continúa luchando en la uvi del Hospital Central por recuperarse de las graves lesiones que sufrió.