La Peral, E. CAMPO

Lejos de las miradas de los vecinos, oculta entre arbolado y en lo alto de una cuesta, los muros de la vieja iglesia de La Peral resisten al paso de los años y del olvido. El Ayuntamiento inició hace unos meses una campaña de rehabilitación, para preservar estos restos e indagar en el origen de un templo desconocido y que podría haberse llamado en su día San Jorge de Sargos. Situada en El Viso, el edificio plantea varios retos al equipo de investigadores que rasca en su pasado: la arqueóloga Paula Bartolomé, el historiador Miguel Cimadevilla, la restauradora Natalia Días y la topógrafa Marta Bartolomé.

Uno de los retos, sin duda, es despejar las fechas de construcción y de traslado a la nueva iglesia. Otro, encajar las piezas que no parecen concordar con las hipótesis sobre la mesa. Porque si el edificio pertenece a la época románica, tal y como se inclinan a pensar los investigadores, es difícil explicar un elemento, el de arranque de las pechinas. También suponen un interrogante los restos humanos -parte de un fémur, una tibia y un peroné- hallados prácticamente al nivel de la superficie, junto a un altar lateral.

Por el momento, tal y como explica el Alcalde de Illas, Alberto Tirador, lo que se ha hecho es recuperar los muros y consolidar los restos. En una nueva fase, pendiente de financiación, se realizarán las excavaciones pertinentes para arrojar más luz a las incógnitas. La asociación de vecinos de La Peral solicitará una subvención a la Consejería de Cultura para costear estas obras. La idea es acondicionar los restos de la iglesia para utilizarse como recurso turístico del concejo, según señaló Tirador.

Al frente del proyecto, Paula Bartolomé explica que los trabajos en torno a esta iglesia se apoyan en tres patas. Por una parte, la elaboración de un informe, mediante vaciado documental de las fuentes escritas y memoria histórica para poder documentar el edificio: de esta tarea se ocupa el historiador Miguel Cimadevilla. La segunda, ya finalizada, consistió en consolidar los muros y limpiar los restos del edificio, comidos anteriormente por la maleza y los árboles que crecían en el interior de la vieja iglesia. Además el conjunto corría riesgo de desplome. La restauradora Natalia Díaz Ordóñez se encargó de realizar el mortero adecuado para dar mayor consistencia a los muros. Ahora queda pendiente una última parte del trabajo, que consistirá en llegar a la cota cero del suelo, y realizar excavaciones.

Miguel Cimadevilla explica que las fuentes documentales para indagar en los orígenes de este edificio son muy escasas y, de hecho, en ningún documento había ninguna referencia a San Jorge de La Peral, que es el nombre de la actual iglesia. Pero en el Libro Becerro de la Catedral de Oviedo, de 1385, se hace referencia a San Jorge de Sargos, en el concejo de Illas. El equipo de investigadores sospecha que éste era el nombre primigenio del templo, y que de «Sargos» deriven topónimos que continúan en la actualidad, como Argañosa. «Costó bastante localizar esta iglesia, existe muy poca documentación», explica Cimadevilla.

La hipótesis es que hacia el siglo XVIII el culto se trasladó a la nueva iglesia, que ya aparece registrada en el Catastro del Marqués de la Ensenada. No obstante, los detalles de este traslado pertenecen al olvido, lo mismo que los orígenes del templo viejo. Por sus trazas, el equipo investigador sostiene que sus orígenes eran románicos, entre los siglos XII y XIII, sin descartar totalmente un origen prerrománico. Lo que es cierto es que, por lo menos, existe desde el siglo XIV. Los documentos no ayudan más, y una mayor concreción está a expensas del resultado de una tercera fase de los trabajos, aún sin comenzar. «Es lo que pretendemos conseguir con la excavación», explica Paula Bartolomé.

Las formas arquitectónicas que vinculan a San Jorge de Sargos con el románico son la cabecera recta, propia de la corriente popular, así como sus dimensiones. Bartolomé confía encontrar canecillos que apuntalen la teoría, y que descarten definitivamente que se trate de una fábrica prerrománica. Pero también continuará la investigación documental. Las preguntas que envuelven este viejo templo siguen en el aire.