La piedra de toque sirve para determinar el valor de una joya. Del mismo modo, el tiempo siempre decanta ese líquido meloso que son las promesas. Sólo el poso de las auténticas permanece. El problema está en determinar cuánto tiempo es necesario para saber si una promesa reiterada tiene sustancia o, por el contrario, no es más que etérea música regalada para los oídos. Hay cosas de palacio que van despacio, es cierto, pero algunas van camino de convertirse en estatuas pétreas. Y ante eso, el discurso del abandono es un recurso facilón y que siempre mueve conciencias, y en esta comarca se abona con el largo periplo que atraviesan algunos de los proyectos que califican de estratégicos los propios políticos que los promueven. Así las cosas, falta un discurso sólido y tranquilizador. El PSOE no está sabiendo articular un discurso global para su mandato en Avilés y se dispersa en el menudeo porque le fallan las grandes cosas. Bien le vendría forjar uno, porque el desánimo es una lluvia fina pero que al final cala.