Félix VALLINA

La muerte a tiros de un compañero en Salamanca y el fallecimiento del asturiano Guillermo Amieva, que fue encontrado en su coche tras ser apuñalado en Arriondas, han vuelto a disparar las alarmas entre los taxistas avilesinos. Los profesionales de la ciudad reconocen que medidas de seguridad como la videovigilancia o las mamparas de metacrilato -sistemas que suponen un importante desembolso económico y para los que reclaman más subvenciones- no están muy extendidos y son insuficientes. Entre otras medidas, muchos de los taxistas avilesinos, a título personal, han optado por guardarse las espaldas evitando hacer algunos servicios en los barrios más conflictivos de la ciudad, sobre todo por las noches.

«La primera medida de seguridad es el sentido común, no es que discriminemos a nadie, pero es normal que seamos reacios a realizar esperas en zonas como el fondo de Valliniello o La Maruca. Como mucho yo dejo al cliente y me voy, porque a nadie se le escapa el tipo de negocios que se mueven en esos barrios, sobre todo por las noches», explicó el presidente de la cooperativa Radiotaxi Villa del Adelantado, Vidal Hernández, que representa a 78 taxistas de Avilés. Hernández afirma que «el sistema de videovigilancia vale de poco, porque deja constancia de los hechos, pero no te ayuda si te atacan». Vidal Hernández explica que «sólo hay un 15 por ciento de compañeros con mampara. Además de que supone un desembolso, hay pocos coches preparados para llevarla y se empeora la calidad del servicio».

Ángel Díaz es el presidente de la otra cooperativa de taxistas de la ciudad, Radiotaxi Avilés, y reconoce que «es cierto que estamos un poco más alerta cuando trabajamos en esas zonas, aunque tenemos claro que la delincuencia puede estar en cualquier lado, no sólo en los sitios más marcados».

Díaz asegura que para aumentar la seguridad de los profesionales del taxi «sería necesario que las administraciones se implicasen y que las mamparas de seguridad, por poner un ejemplo, no nos costaran nada». Los dos presidentes mantienen que cuando escuchan casos como los ocurridos en Salamanca y Arriondas se les eriza el vello. «Te ves en el papel», subraya Hernández.