Félix VALLINA

Hay quien sostiene que la pasión por el vino llegó a Avilés a principios de los años sesenta del pasado siglo de la mano de los trabajadores de Ensidesa que venían a Asturias desde otras comunidades. Los defensores de esa teoría aseguran que desde entonces el néctar de la uva comenzó a ganarle terreno a la sidra hasta llegar incluso a superarla en cuanto a niveles de consumo. También los hay que defienden la identidad sidrera de la Villa del Adelantado, la supremacía histórica de la sidra y su buen momento actual. Una tercera vía asegura que la promoción del vino en la comarca y la calidad de los establecimientos hosteleros que lo ofertan lo ha puesto a la misma altura del zumo de la manzana y que ambas bebidas conviven perfectamente en una ciudad con distintos ambientes. Las estadísticas que maneja la mancomunidad turística reflejan que Avilés es ahora la ciudad norteña con más vinaterías por metro cuadrado. ¿Ha perdido clientes la sidra? Lo que está claro es que el pulso está sobre la barra.

«Nosotros tenemos la clientela de siempre, la gente sigue bebiendo sidra. Ahora mismo tengo la barra llena de gente y no veo ni una pinta de vino», señala José Ángel, «Pin», Artime, encargado de Casa Lin, al contestar la llamada de LA NUEVA ESPAÑA. Carlos Cuervo, de Casa Germán, asegura que Avilés «es una ciudad sidrera», pero reconoce que «el tema del vino se está moviendo muy bien». No obstante, el hostelero mantiene que «a nosotros el vino no nos quita clientela y estamos encantados con que les vaya bien a quienes lo trabajan, yo vendo de media unas 30 cajas al día. Si la gente sale, hay clientes para todos. El problema es la crisis».

La recesión es uno de los pilares en los que se apoya Daniel Pérez, de Casa Moisés, para defender que la sidra sigue superando al vino en los locales hosteleros de Avilés. «Una botella de un crianza cualquiera te cuesta lo menos diez euros, y con eso te tomas tres de sidra y te sobra dinero. Yo creo que eso está provocando que bajen los bebedores de vino», explica. Justo García, de la sidrería Yumay, lo tiene claro: «De momento la sidra está muy por encima, aunque estén abriendo muchas vinaterías la sidra tiene el mismo auge que antes o más».

Dentro del gremio del vino también hay opiniones para todos los gustos. Gerardo González, de El Pañol, está convencido de que «Avilés es ahora el mejor sitio de Asturias para beber vinos. Antes sólo había riojas y algún Ribera; ahora tengo en la carta vinos de 20 países», explicó. González añade que «la sidra y el vino pueden convivir perfectamente, pero sí es cierto que nosotros notamos cada vez más gente joven que se aficiona al vino y sobre todo muchas mujeres». Gonzalo Rodríguez, de la vinatería Syrah, no tiene dudas: «Avilés no es una ciudad sidrera, aquí la gente es más de vino, hay sidrerías buenas pero esto no es como Gijón o las cuencas». El responsable del Sal de Vinos, Rafael Bonilla, sostiene que «no tiene nada que ver una bebida con la otra, hay mucha cultura de la sidra, pero también estamos logrando que los clientes se aficionen al vino y sean cada vez más entendidos».

El restaurador Koldo Miranda es el responsable de la cocina en la Flor de Galiana, un innovador local dedicado principalmente a la sidra que dirigen los hermanos Carlos y Belén Gutiérrez. «No creo que los consumos hayan variado con respecto a otras épocas, lo único que hay es un cambio de tendencias y más oferta de vinotecas». Miranda se confiesa «un defensor de la sidra, pero también hay que aprovechar este tirón del vino para combinar ambas bebidas».

En la calle se plantea el mismo debate. Rubén Gómez asegura que el vino «le ha comido la tostada» a la sidra con una copa de tinto en la mano en un local de Sabugo. En la misma plaza Lorena Díaz y su amiga Inés Ortea no tienen la misma opinión, por eso enseñan dos botellas de sidra sobre la mesa. Andrés Martín podría tener la solución, aunque él mismo reconoce la dificultad para ejecutar su método: «Habría que ponerse a la entrada de la ciudad para contabilizar los camiones que entran con cada tipo de bebida, aunque lo importante es que entren muchos litros de ambas», subraya entre risas.

La gran mayoría de los encuestados por este diario coinciden en señalar que el buen momento que está atravesando el vino en la comarca y la tradición sidrera de Avilés sirven para aumentar el atractivo de la comarca de cara a los vecinos y al visitante.