Francisco L. JIMÉNEZ

Los médicos que atienden a los dos trabajadores de la unión temporal de empresas TSK-Isastur malheridos el pasado día 21 en un taller eléctrico de Arcelor-Mittal son cada vez más optimistas respecto a la curación de los pacientes, si bien mantienen todas las cautelas sobre las secuelas que les puedan quedar.

Según las últimas noticias que han recibido los compañeros de los heridos, éstos ya superaron la fase más crítica de la hospitalización, unos días durante los que ambos corrieron riesgo vital, sobre todo el avilesino Manuel José F. B., que fue el más expuesto a las brutales temperaturas (más de 1.200 grados centígrados) que se alcanzaron a pocos centímetros de su cuerpo debido a una descarga eléctrica que generó un arco voltaico de 13.800 voltios. Aparte del calor, Manuel José F. B. y el gijonés José Santos D. F. estuvieron expuestos a una intensidad de corriente de 24.000 amperios y al «bombardeo» del cobre fundido que salió despedido de la instalación que manipulaban en el momento del accidente.

Manuel José F. B., de 46 años, continúa hospitalizado en la UVI del Hospital La Paz de Madrid. Presenta quemaduras de tercer grado en la mitad del cuerpo y su pronóstico es «reservado». Según ha trascendido en medios sindicales, los médicos han empezado a reconstruir algunas partes de los órganos dañados del avilesino. Lo habitual en lesiones de piel quemada es realizar injertos para tratar de recuperar el tejido epitelial. La exposición al calor y a la luz cegadora del arco fotovoltaico también dañó los ojos y el aparato respiratorio del electricista. En el caso de José Santos D. F., de 53 años y con quemaduras en el 20 por ciento del cuerpo, los médicos mantienen su ingreso en la UVI del Hospital Central de Oviedo por precaución mientras esperan una reacción más positiva al tratamiento.