Grecia se asoma al pozo y el viento del temor sacude a una Europa cuya construcción se tambalea. En España el miedo habita en la Bolsa y el Ibex se precipita por la cordillera de los gráficos. La crisis, que habíamos metido un poco bajo la alfombra mientras nos recreábamos con garzones y otros, ha vuelto a enseñar el colmillo. Aquí, en Avilés, los responsables locales de Cáritas han dicho basta. Es raro que la institución católica mueva ficha con un enfrentamiento como el que estos días ha protagonizado con el Consistorio avilesino. Si lo ha hecho, imagino, es que muy mal deben ir las cosas. Ambas posturas son comprensibles: las de la organización que busca ayudas para resolver las necesidades urgentes y la de la Administración que dice que ya tiene sus propios cauces para hacer frente a las demandas, lejos de la Iglesia católica. Pero entre dimes y diretes quienes quedan de lado son los que realmente necesitan de esa mano tendida. ¿Importa acaso quién la da? Lo relevante, en estos tiempos, es actuar.