Francisco L. JIMÉNEZ

El secretario general de Pesca, Juan Carlos Martín Fragueiro, dio ayer un primer toque de atención a los pescadores gallegos y asturianos en relación al actual ritmo de explotación de los caladeros litorales de merluza. «La actual presión pesquera sobre la merluza es insostenible», vino a decir el responsable ministerial a los patrones mayores con los que se reunió en Vigo (Pontevedra) para analizar los datos de la presente campaña. Unos datos poco alentadores, como ayer informó este diario: la flota agotó en los primeros cuatro meses del año el 53 por ciento del total admisible de capturas (TAC) asignado para todo el año. Esto quiere decir que de mantener el mismo ritmo de pesca el cupo se vería reducido a cero en los primeros días de septiembre, con el consiguiente problema para los armadores: ¿qué pescar entonces?

El presidente de la Federación Asturiana de Cofradías de Pescadores, Dimas García, regresó a Asturias, tras verse con Martín Fragueiro, con una consigna clara: «Debemos concienciarnos todos de que es necesario levantar el pie. No se puede seguir pescando merluza en las cantidades actuales, porque el cupo no da para tanto». Éste es el mensaje que, con matices, trasladará hoy a los armadores del Principado que decidan acudir a una reunión informativa a celebrar en Gijón a partir de las 10 de la mañana.

Era la primera vez que el secretario general de Pesca reunía al sector para hablar de la pesquería litoral de la merluza en el Cantábrico y tal hecho puso nerviosos a los pescadores. La psicosis existente por el endurecimiento de la normativa pesquera que de un tiempo a esta parte lleva a cabo Bruselas hacía presagiar malas noticias. Pero al final todo se quedó, según García, en un «tirón de orejas». No parece probable que este año vaya a haber sanciones ni medidas drásticas. Pero eso no quiere decir, explicó Juan Carlos Martín Fragueiro, que esa situación se mantenga en años futuros. «Tarde o temprano, incumplir el cupo asignado tendrá consecuencias», advirtió.

La merluza es uno de los pilares de la actividad pesquera en Asturias, donde el año pasado se desembarcaron 2.521.432 kilos que generaron unos ingresos para los pescadores de 8.894.303 euros. La merluza aporta el 21,85 por ciento del valor de todo el pescado comercializado en las rulas del Principado, muy por encima de la segunda especie más rentable, que es el bonito (15,34 por ciento de las ventas totales). Además, es la pesquería que genera más puestos de trabajo y a la que, salvo las artes menores, se dedican más barcos.

El propósito del Ministerio de Pesca y Medio Marino es que los pescadores reduzcan las capturas de merluza por voluntad propia para cumplir un doble objetivo: cumplir con el cupo autorizado y reducir la oferta en las lonjas para provocar un repunte de la cotización de la especie, que desde hace dos años está por los suelos. A este respecto, los pescadores acusan el Estado de consentir -e incluso fomentar- la importación indiscriminada de merluza foránea, con el consiguiente perjuicio para el valor del producto nacional.

La Unión Europea, según reseñó ayer en Vigo el director de Política de Desarrollo y Coordinación de la Comisión Europea, César Debén, tiene el propósito de auditar las prácticas pesqueras de terceros países para así garantizar que los pescadores europeos compiten en igualdad de condiciones. En función de los resultados de esas auditorías, la Agencia Europea de Control de la Pesca mantendría o retiraría las certificaciones que permiten la comercialización en el continente de pescado foráneo. El secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescado (Anfaco), Juan Manuel Vieites, abogó por una vigilancia y control más exhaustivos de los productos importados «por el bien del consumidor» y defendió la conveniencia de que las empresas que pagan impuestos en Europa gocen de «cierta preferencia».