Francisco L. JIMÉNEZ

El secretario comarcal de UGT, Amado González, dedicó ayer palabras gruesas a la alcaldesa de Avilés, la socialista Pilar Varela, a la que hizo corresponsable de la «intolerable y vergonzosa» política laboral que practica el equipo de gobierno en materia de gestión de personal, muy en especial en lo que se refiere al colectivo de 22 ex trabajadores de la empresa Elecnor -en la actualidad empleados municipales con contrato indefinido- a los que Varela y el concejal de Personal, Teófilo Rodríguez, vienen negando el derecho a incorporarse como subrogados en la futura empresa municipal de servicios. El líder ugetista llegó a comparar ayer los métodos de la Alcaldesa con los de Francisco Franco, además de acusar a Varela de quebrar las bases democráticas que han inspirado las relaciones laborales del Ayuntamiento durante los últimos treinta años.

Las relaciones de la UGT y Pilar Varela dan así un giro de 180 grados; del apoyo del sindicato a la Alcaldesa cuando ésta le echó un pulso al aparato del partido para evitar romper el pacto con IU se ha pasado a las actuales desavenencias, fruto de las tiranteces surgidas en los últimos días a santo del futuro de los 22 ex trabajadores de Elecnor que defienden su derecho a ser subrogados en la empresa municipal de servicios aprobada en febrero. Una posibilidad que el concejal de Personal y la Alcaldesa rechazan en base a una sentencia que ha sido impugnada por la UGT.

La gota que colmó el vaso fue, según desveló ayer Amado González, un decreto que Pilar Varela firmó el 11 de mayo y que anuncia el despido de esos 22 trabajadores el próximo 30 de junio. Cuatro días antes, el 7 de mayo, se había formalizado una convocatoria de huelga del colectivo laboral en conflicto. A Amado González le resulta «inconcebible» la actitud «represiva» de Varela y así lo manifestó ayer en una rueda de prensa: «La respuesta de la Alcaldesa a una convocatoria de huelga ha sido el despido fulminante de los trabajadores; esto hubiera sido propio de los tiempos de la represión franquista, pero resulta intolerable en una Alcaldesa que presume de socialista y de demócrata». Y añadió: «Varela suele decir que es muy fácil destruir lo que costó muchos años construir y tiene razón, de hecho lo está demostrando al cargarse de un plumazo treinta años de relaciones laborales reguladas en el Ayuntamiento de Avilés mediante bases democráticas».

La lista de agravios referida a este caso que enuncia UGT es prolija. El sindicato no entiende por qué se despide a los 22 trabajadores cuando las propias bases reguladoras de la provisión de personal para la empresa municipal de servicios contemplan la subrogación como fórmula de incorporación de los empleados.

Tampoco se explican por qué el equipo de gobierno deja al margen de la empresa municipal de servicios a otros trabajadores que prestan servicio en las mismas instalaciones que los 22 despedidos (caso de los monitores de natación o de gimnasia). Y mucho menos se entiende, según Amado González, la defensa de la bondad de la empresa municipal de servicios sobre la base de que una parte de sus rendimientos repercutirá en forma de ingresos para el Ayuntamiento: «Entonces, ¿por qué no extender sus funciones a otros campos ahora en manos privadas como el mantenimiento de las zonas verdes y el alumbrado público, el alquiler de bicicletas, la limpieza de edificios públicos o los servicios sociales?».

El secretario de la UGT concluyó como empezó, arremetiendo contra Varela: «El modelo de gestión basado en el compromiso social que pregona la Alcaldesa ha sido cambiado en este caso por otro que se inspira en la conflictividad y el paro».