Félix VALLINA

«El hombre primero quiso comer para sobrevivir, luego quiso comer bien e incorporó la gastronomía a su mundo cultural. Ahora, además, quiere comer salud». Con esta máxima del médico e investigador Francisco Grande Covián puede resumirse la trayectoria de la cofradía del Colesterol, que lleva la frase por bandera y fue pionera a la hora de potenciar la gastronomía asturiana desde el punto de vista del respeto nutricional. Después de catorce años de andadura, la historia de esta sociedad avilesina ha dado muchas vueltas y gracias a su extensa labor, dentro y fuera del plato, su prestigio ha traspasado las fronteras nacionales.

Quién le iba a decir a esa pandilla de amigos que se juntaba en la «cafetería My Friend» que la idea que surgió aquel 24 de noviembre de 1996 era el germen de una de las cofradías gastronómicas más importantes de la región. «Éramos catorce matrimonios y se me ocurrió que teníamos que sellar nuestra amistad en torno a una mesa», explica Carlos Guardado, impulsor y uno de los actuales responsables de la sociedad. Fue entonces cuando decidieron acudir a «La Tenada», en Illas, «que por aquel entonces no era un local muy conocido, pero tenía buen pote asturiano». El menú no era precisamente bajo en calorías: el citado pote y lo que Carlos Guardado llama el «plato combinado del colesterol», que se compone de adobo, patatas, chorizo y huevo frito; y de postre, queso de La Peral y arroz con leche.

Como anécdota cabe recordar que LA NUEVA ESPAÑA tuvo mucho que ver a la hora de decidir el nombre para la cofradía que acababa de nacer. «Vino un fotógrafo del periódico y me preguntó que cómo nos llamábamos y yo le dije en broma que éramos "la cofradía del colesterol". Después salió titulado al día siguiente y decidimos quedarnos con ese nombre», explicó Guardado.

Al principio todo eran «farturas», pero la entrada en la cofradía del médico Jesús Bernardo, especialista en nutrición, sirvió para dar un giro radical y marcar el devenir de la sociedad. «Comenzamos a preocuparnos por los beneficios de comer sano y por potenciar actividades en torno a la salud. Fue una novedad, al igual que la presencia de mujeres en la cofradía, que estuvieron con los hombres, en igualdad de condiciones, desde un principio», señaló Guardado.

Entre las actividades que realiza actualmente la cofradía están la organización de conferencias, la promoción de la «dieta del Cantábrico», los viajes en busca de experiencias gastronómicas y su comida anual en Illas, en la que, una vez al año, se saltan la dieta. «El menú sigue siendo el mismo que el primer día, aunque antes de comer vamos andando desde Avilés a Illas», explicó Carlos Guardado. La cofradía del Colesterol ha puesto en marcha iniciativas como los «desayunos saludables», para potenciar la salud en los colegios; los premios «Abuelos del buen colesterol», con los que homenajean a personas mayores que conservan buena salud, o lo que ellos han bautizado como «el bulevar de la fama de Avilés», que son una serie de monolitos colocados en el paseo de la ría dedicados a cada uno de los ganadores de los premios «HDL Colesterol Bueno», que nacieron en el año 2000 y son el buque insignia de la cofradía.

Los premios que otorga la cofradía ganan prestigio con los años. No en vano, por Avilés han pasado a recogerlo personajes de la talla de Carlos López Otín, Miguel Pocoví, Margarita Salas, Juan José Badiola o Pedro Mata. Entre sus cofrades de honor también están María Neyra, Valentín Fuster o Miguel Sierra.

Otra de las tradiciones de la cofradía es la imposición de su babero -con el anagrama de un corazón en el que se han sustituido las arterias por flores- a los novicios para convertirlos en miembros de pleno derecho. De las 28 personas que comieron por primera vez en «La Tenada» se ha pasado a los 110 socios. Actualmente la cofradía pasea sus estandartes y sus capas rojas, en referencia a la sangre, por toda Europa. «Ahora mismo mantenemos contactos con 450 cofradías de todo el mundo», recordó Guardado.