Francisco L. JIMÉNEZ

La XVI Edición del campeonato de Asturias de mus por parejas, disputado en Villalegre, se saldó con triplete avilesino. La pareja integrada por Jesús Suárez Fernández y Luis Freire Alonso logró el oro; la formada por Rubén Díaz Menéndez y Valentín Ignacio Bango se hizo con la plata, y el bronce fue para Juan Ferreras Alles y Faustino Quirós Estrada. Se da la circunstancia de que los campeones revalidaron el título que ya habían logrado el año pasado, lo cual tiene bastante mérito en una competición que enfrenta a un centenar de parejas durante seis días. A la vista del desenlace del campeonato, con un podio copado por avilesinos, nadie pone en duda de que los reyes del mus asturiano viven en la Villa del Adelantado.

Al presidente de la Federación Asturiana de Mus, José Ramón Álvarez, «Monchi», también avilesino, no le extraña el buen papel de los locales en el campeonato recién finalizado. «Avilés es cuna de muy buenos jugadores de mus y ahora mismo la localidad asturiana con más afición, seguida de Gijón, Oviedo, el bajo Nalón y la zona de Llanera», subraya el presidente federativo. Los éxitos de los jugadores avilesinos en los diferentes campeonatos que se disputan en el Principado no ocultan, sin embargo, una cierta pérdida de la afición por el mus en los bares. De hecho, ya no es tan usual como lo era hace años la imagen de jugadores echando la partida en las primeras horas de la tarde o el anochecer. «Es cierto que se ha perdido cierta espontaneidad, pero aun así el mus goza de buena salud porque consigue ir calando entre los jóvenes», destaca «Monchi».

Con motivo del exitoso papel de los avilesinos en el campeonato de Asturias, LA NUEVA ESPAÑA reunió a los campeones en uno de los templos del mus de la ciudad: el bar Riosol de Versalles. Una estantería repleta de trofeos acredita la solera del establecimiento, en cuya parte trasera siempre están las mesas preparadas para echar una partida.

A la cita comparecieron el presidente de la Federación, que representa a más de 240 jugadores dados de alta en la entidad, los campeones, el reserva de la pareja subcampeona, Juan Manuel Álvarez Alonso, y los terceros clasificados. El denominador común: su residencia en Avilés (Trasona en el caso de Jesús Suárez, una de las mitades de la pareja campeona) y el haber empezado a jugar al mus muy jóvenes, allá por la adolescencia. En el caso de Juan Ferreras Alles, de 60 años y prejubilado de Arcelor, incluso acredita la fecha de «profesionalización»: fue en el año 1967, como reza en el carné del club de mus de Ensidesa que lleva en la cartera. Y es que, en efecto, la Ensidesa de los tiempos del paternalismo también tenía un grupo cultural dedicado al juego del mus.

Luis Freire, hijo del antiguo dueño del bar Carbayedo y actual responsable del local, se crio literalmente entre naipes y amarracos (las «piedras» que sirven para llevar la cuenta de los tantos ganados). Juan Manuel Álvarez Alonso bromea sobre sus inicios en el juego: «Empecé a jugar de chaval y aprendí a fuerza de pagar "cacharros"; como casi todos». Las edades de los campeones van desde los 36 años del citado Juan Manuel Álvarez a los 61 de Faustino Quirós. Hay mayoría de cincuentones, pero en esto del mus la edad no es sinónimo de éxito. Y el sexo tampoco, aunque parezca lo contrario a la vista de que ninguna mujer, pese a que participaron varias en el campeonato, llegó a los puestos de privilegio. «Cada vez es mayor el número de mujeres jugadoras de mus», apunta el presidente.

A estos expertos en órdagos y envites no les llama la atención la moda del juego «on line», una práctica que ha servido para popularizar hasta extremos insospechados el juego del póquer. «No hay nada como echar la partida cara a cara; además en el mus no hay peligro de perder dinero, como mucho te arriesgas a tener que pagar las consumiciones», comenta uno de los jugadores.

Y del placer de jugar, al de comentar las partidas. La final que dio la victoria a Chus y Luis aún está fresca en sus mentes. «Ganamos 5 a 3 y aunque el marcador pueda indicar otra cosa, estuvo reñida», explica Jesús Suárez. «La clave estuvo en la semifinal, ahí sí que lo pasaron apurado jugando contra nosotros», chincha Juan Ferreras, a la postre tercer clasificado en el campeonato.