E. CAMPO

La carrera por los estudios superiores en la ciudad, iniciada hace ya más de una década, acaba de dar sus frutos con la aprobación, por parte del Consejo de Ministros, del título de grado para la formación que imparten las escuelas superiores de Arte. Los estudiantes que inicien sus estudios el próximo curso en la Escuela de Arte de Avilés tendrán una titulación equivalente, a todos los efectos, a la otorgada por una universidad. Es, utilizando un símil doméstico, como comprar una manzana en un mercado o en una tienda: en ambos casos se adquiere una manzana; lo mismo ocurre con los títulos de grado (sustituto de las antiguas licenciaturas), así sean de una universidad o de una escuela superior.

Tanto el PSOE como el PP de Avilés dan por satisfecho, con esto, el anhelo por los estudios superiores, pero con diferente matiz. Porque mientras los populares aseguran que este acuerdo del Consejo de Ministros viene a darles la razón en sus críticas de que hasta ahora no se podían comparar a una carrera universitaria, el PSOE considera que esto no es sino la confirmación de un camino iniciado ocho años atrás, con la implantación de Diseño y Restauración.

«Nosotros llevamos ya diez años escuchando del PSOE que la Escuela de Arte eran estudios superiores, e incluso nos acusaron de ir en contra de los intereses de Avilés por decir que no eran titulaciones universitarias», aseguró la concejala del PP Carmen Vega. No obstante, admitió que el acuerdo del Consejo de Gobierno es una buena noticia que hay que agradecer no al PSOE, sino al plan de Bolonia. «No se lo debemos al PSOE, que no hizo nada en todos estos años para conseguir estudios universitarios para Avilés; ha tenido que ser el pacto de Bolonia el que decidiera al fin que los estudios de Arte sean superiores», añadió. Y propuso enriquecer el menú educativo con «alguna titulación siderúrgica».

Los socialistas, en cambio, afirman que la ciudad tiene estudios superiores gracias a la estrategia de implantar los estudios superiores artísticos. El concejal de Cultura, Román Antonio Álvarez, fue quien abanderó dicha estrategia, «junto a la presencia de la Universidad, mediante estudios de posgrado y de Extensión Universitaria, y la investigación en el Centro Tecnológico». Además, según detalló, la LOGSE ya reconocía los títulos de Diseño y Restauración como equivalentes a las diplomaturas, y la LOE los equiparó a estudios de grado. «Con la nueva normativa la validez es automática, sin necesidad de convalidación», explicó.

En la Escuela Superior de Arte, sus responsables restan interés a la discusión sobre si sus títulos son o no universitarios. «El gran debate no es el término administrativo, sino si los estudios tienen futuro o no», señaló el jefe de estudios del centro, Carlos Suárez, que se remitió a las cifras de inserción laboral de los alumnos. «Prácticamente todos los titulados de Diseño Gráfico están trabajando». Por su parte, el director, Roberto Crespo-Joglar, explicó que desde hace años ya no es la Universidad la única que imparte estudios superiores. Al contrario, «hay comunidades donde existe un auténtico mercado de la formación, con títulos de universidad que no son oficiales». En cambio, añadió, los títulos de la Escuela sí son oficiales, y el grado rompe la última barrera. «Nuestros alumnos podrán optar a cualquier oposición de tipo A, cursar másteres oficiales y doctorados».

Crespo-Joglar y Suárez incidieron en que lo importante es que Asturias cuenta con formación en Diseño y Restauración, que por necesidades técnicas no encajan en los parámetros de la Universidad (por ratio de alumnos-profesor, por coste y por metodología) y que se ajustan a los retos profesionales. «Nuestros alumnos tienen muchas más salidas y preparación que los de Bellas Artes y que muchos titulados universitarios; es una apuesta por la realidad, la competitividad y la internacionalización», indicó el director. Y el jefe de estudios concluyó: «Hay que aprovechar la oportunidad para que esta formación tenga repercusiones económicas, sociales y culturales; en tiempos de crisis, el diseño marca las diferencias».