E. CAMPO

«Si entrara a robar por la noche, me llevaría este mural». A Miguel Solís Santos, autor de esta frase, le convenció el trabajo cerámico realizado por una treintena de alumnos del Carreño Miranda, a juzgar por sus palabras. Los estudiantes de Diversificación, tutelados por la profesora Carmen Moreno, utilizaron el diseño que Solís Santos realizó para celebrar el 75.º aniversario del instituto, y lo plasmaron sobre azulejos mediante las técnicas de vidriado y engobes. Todos ellos participaron ayer en la presentación del mural, a la que también asistió la concejala de Educación, Yolanda Alonso, y el director del Centro de Profesorado y Recursos (CPR) de Avilés, Luis Antonio Segurola.

El director del instituto, José Castro, garantizó que esta pieza, que ya está colocada en la entrada del centro, será todo un referente. «Os puedo asegurar que esto permanecerá en el centro para generaciones y generaciones; será igual que la pecera, que siempre estuvo aquí», bromeó.

Miguel Solís Santos explicó los elementos que recoge el tríptico: todos los edificios por los que pasó el Carreño Miranda y las distintas ramas de estudios, simbolizadas por la educación física, los estudios científicos y las asignaturas de humanidades o de letras. «Este logotipo es cubista, como yo pinto, y lo mejorasteis mucho en este panel, que me parece maravilloso», aseguró. Por su parte, Segurola afirmó que implicarse en actividades como esta es una forma de dejar huella en la vida. Yolanda Alonso alabó el diseño de Solís, y aseguró que seguir esta pauta tuvo que ser «francamente difícil y muy minucioso».

El mural no fue el único ingrediente del acto de ayer, ya que los alumnos de esta clase de cerámica también aprovecharon para exponer al público otras piezas realizadas durante el curso. Carmen Moreno, la profesora, aseguró que los estudiantes estuvieron muy motivados con su trabajo en el mural. De hecho, la idea inicial era que sólo seis de ellos participaran, pero al final se implicaron todos. Eso aumentó la dificultad de la tarea, al haber tanta gente implicada. «Si lo hubiera hecho una sola persona, no tendría la diversidad que tiene», aseguró Moreno. Y añadió: «Los alumnos se han crecido».

Ellos mismos realizaron el dibujo sobre los azulejos, y les aplicaron las tres capas de material. Como los esmaltes son todos blancos hasta que no entran en el horno, la organización y el respeto del plan de trabajo fue fundamental para conseguir el resultado final. Un mural para la historia, testigo de los años venideros.