Francisco L. JIMÉNEZ

La lonja de pescado de Avilés está de aniversario: mañana se cumple un año desde que la rula largó amarras en una jornada marcada por los ecos de las polémicas que precedieron a su apertura y el retraso de casi tres años que acumuló el proyecto. En este primer cumpleaños no habrá celebraciones ni fastos, más que nada porque no está el horno para bollos. Y es que si bien existe un consenso generalizado en que el complejo -o, lo que es lo mismo, sus rectores- se ha ganado en estos 365 días el respeto del sector y el derecho a mantener viva la ilusión de convertir la rula avilesina en una plaza pesquera de referencia del Cantábrico, el telón de fondo es demasiado preocupante como para pensar en festejos: los precios del pescado por los suelos, Bruselas dando a entender que los tiempos de «barra libre» en materia de cupos de capturas son historia, y la flota en pleno proceso de desmantelamiento. Satisfacción por la marcha de la rula, sí, pero la justa.

El gerente de la instalación, Ramón Álvarez, prefiere hacer autocrítica antes que balance: «He de confesar que al principio pensé que iba a ir todo más rápido; quizá pecara de optimismo. La situación de la pesca es muy compleja -cada arte está amenazada por un problema grave y todas por el desplome de los precios- y eso se refleja a diario en la rula. Soy consciente de que tenemos que mejorar aún muchas cosas, y trabajamos para ello; unos días damos un pasito y otros chocamos contra una pared, pero no bajamos los brazos en ningún momento». Álvarez, que prefiere hablar de «retos» antes que de «problemas», señala «la integración de los armadores en los objetivos de la rula» como la meta más importante que conseguir durante los próximos meses.

Los números de la lonja en los últimos meses reflejan fielmente los vaivenes a los que se ve expuesta la actividad pesquera: a fecha 30 de abril los kilos desembarcados este año eran un 48,6 por ciento menos que en 2009, consecuencia de la nefasta campaña de xarda; no obstante el valor del pescado vendido era un 21,8 por ciento mayor que el año pasado, y eso que los precios de algunas especies, como la merluza, están en mínimos de la década.

Éste de los precios es uno de los asuntos que más preocupan al presidente de la Cofradía «Virgen de las Mareas», Gregorio López, como evidencian sus palabras: «Los armadores tienen que dar su apoyo a la lonja descargando las capturas en ella; y los comercializadores, siendo conscientes de que los márgenes comerciales del pescado deben garantizar no sólo la viabilidad de sus empresas, sino también las de los pescadores. La pesca es una cadena; y si falla un eslabón, vamos todos a pique». López insiste una vez más en el llamamiento a la unidad de todos los agentes pesqueros y renueva el compromiso de la Cofradía -ex gestora de la rula- con el proyecto de la nueva lonja: «Apostamos por este proyecto tan decididamente como el primer día, sólo esperamos que el resto de implicados ponga lo mismo de su parte».

El director general de Pesca, Marcelo Menéndez, resalta la importancia de que la lonja avilesina haya superado «de forma positiva» el primer año de actividad, «que como en cualquier otra empresa siempre es el más difícil», y repara en las muchas dificultades que se están encontrando en el camino: «La coyuntura no ayuda mucho porque los precios del pescado son bajísimos y, encima, algunas de las principales costeras -como la xarda o ahora el bocarte- no han dado los resultados apetecidos. De ahí que sean más meritorios aún los logros obtenidos por la rula avilesina en su primer año, y muy en especial la calma social que se ha logrado».

Por lo que respecta a los compradores de pescado, éstos celebran las «buenas relaciones» logradas con la gerencia de la lonja durante el año que lleva abierto el complejo y tienden la mano para «seguir mejorando», conscientes de que aún «quedan muchos detalles por pulir». Uno de los que piensan así es Manuel Rodríguez, «Lito», presidente del colectivo de minoristas asturianos de pescado: «Todo va más lento de lo deseado, pero no es culpa del gerente; algunas cosas tienen que ver con la mentalidad de los pescadores y otras con escollos que están fuera de nuestra jurisdicción. Hay que echarle paciencia».