E. CAMPO

El trabajo de los cinco equipos aspirantes a desarrollar el plan especial de la Isla de la Innovación ya ha comenzado a traducirse en visitas a la ciudad y entrevistas con sus responsables políticos. Ayer fue el turno de varios representantes de la UTE formada por la Ingeniería IDOM, Rogers Stirk Harbour + Partners y Vidal y Asociados, aunque no son los primeros que toman contacto con el terreno. Dentro de un mes finaliza el plazo para que presenten sus propuestas, en base a las que se adjudicará el contrato. A la entrevista de ayer con la Alcaldesa, Pilar Varela, y el concejal de Urbanismo, José Alfredo Iñarrea, asistieron Simon Smithson, director de Rogers Stirk Harbour + Partners Madrid; Luis Vidal, director de Vidal y Asociados; Antonio Fernández, director de ordenación de territorio y urbanismo de IDOM; y Julio Redondo, arquitecto asturiano que es también el delegado del equipo.

«Las primeras impresiones son muy buenas. La Isla de la Innovación es un proyecto ambicioso que hay que afrontar con rigor y responsabilidad», señaló Luis Vidal, tras la reunión en el Ayuntamiento. Y ese rigor y responsabilidad, añadió, forman parte del trabajo de todos los equipos finalistas en el proceso de selección. La cantidad y calidad de las candidaturas presentadas (18) se explican, afirmó Vidal, no sólo por el Niemeyer, «que desde luego da mucho interés a la ecuación», sino también por Avilés en sí misma. «Para nosotros, Avilés es el imán; es una ciudad muy interesante por su trayectoria histórica, su reconversión... Nos interesan mucho las ciudades y cómo se adoptan para estar preparadas para el futuro».

¿Y cómo puede afectar la crisis al proyecto de la Isla de la Innovación? Para Antonio Fernández, la actual situación permitirá pensar. «Avilés tiene una oportunidad para, sin tener las presiones del desarrollo urbanístico desmesurado, realizar un proceso de reflexión que permita desarrollar un instrumento urbanístico». Es decir, continuó, permitirá reflexionar sin interferencias externas que impidan un proyecto realista y factible. «Yo creo que es bueno que estemos en crisis». Fernández, además, añadió que a nivel urbanístico, el de Avilés es uno de los más importantes del norte de España. «Su impacto tiene que trascender la ciudad».

La mano derecha de Richard Rogers en España, Simon Smithson, resaltó que Avilés ya no necesita un edificio de referencia, un elemento singular, puesto que ya lo tiene: el Niemeyer, y para él esto es una ventaja. «Lo que se pretende ahora, con el proyecto para la Isla de la Innovación, es algo mucho más estratégico y conceptual», afirmó. Smithson explicó, además, que aunque estos edificios singulares son importantes para una ciudad, son sólo un pequeño porcentaje de todo el urbanismo. «Lo importante es que los ciudadanos vean un proceso con una cierta lógica y que poco a poco vaya cambiando su ciudad».

Pero Smithson también advirtió que es fundamental que, una vez que se tenga un plan, no se cambie cada pocos años. «Hay que hacer un plan y continuar con él». El reto, aseguró, es conseguir que este marco urbanístico esté lo suficientemente bien planificado como para que se vaya adaptando a las circunstancias y a los cambios políticos y económicos.