T. C.

Los directores generales de Pesca de las comunidades autónomas del Cantábrico se congratularon ayer en Gijón por el hecho de que la costera de la anchoa (bocarte) se haya podido reabrir tras cinco años cerrada para permitir la recuperación de la especie. No obstante, como dato negativo reseñaron que los bajos precios a los que cotizó el bocarte perjudicaron a los pescadores. La principal razón de la falta de valor en rula de las anchoas hay que buscarlas, según los responsables pesqueros, en que las conserveras, las mayores consumidoras del producto, tuvieron que comprar existencias en otros países debido a la incertidumbre que tenían respecto a las cifras de capturas en el Cantábrico. Y sin el tirón de las fábricas, el precio de la anchoa no se «animó» en ningón momento durante la costera. El director general de Pesca asturiano, Marcelo Menéndez, expresó su deseo de que la campaña del bocarte se normalice a partir de este año y que las capturas -y también los precios- vayan a más. Asimismo, expresó su deseo de que haya un mayor control sobre la importación pesquera, con mayor vigilancia a requisitos sanitarios y medioambientales.

En relación a la recién comenzada costera del bonito, los directores generales de asuntos pesqueros de la Cornisa manifestaron que es demasiado pronto para hablar de la campaña. Al Principado le preocuopa especialmente que no sea buena como el año pasado, o mejor dicho «bastante mala para los barcos pequeños y buena para los grandes», en palabras de Marcelo Menéndez.

En la improvisada cumbre pesquera de las autonomías cantábricas también hubo tiempo para hablar incluso del cambio climático. Marcelo Menéndez, preguntado por la incidencia de este fenómeno en la actividad pesquera, señaló que, por ejemplo, los biólogos han constatado la desaparición en Asturias de la «laminaria», un tipo de alga.