Teresa CEMBRANOS

Tras una semana de calma chicha ayer llegó de nuevo el temporal al mundo celta. Y todo por el uso de unas camas. Y es que durante estos últimos días los grupos que participaron en el Festival Intercéltico de Avilés, organizado por Esbardu, se alojaron gratis en el centro de usos múltiples del Quirinal. El festival acabó el viernes pero algunas formaciones, entre ellas dos escocesas, no tenían billete de vuelta hasta mañana. Por ese motivo, los organizadores habían pedido autorización al concejal de Cultura, Román Antonio Álvarez, para que se pudieran seguir alojados en Avilés.

La sorpresa llegó cuando ayer por la mañana los responsables del centro de usos múltiples les dijeron a los 38 miembros de las dos formaciones escocesas, entre los que hay varios niños, que desalojaran sus habitaciones y que o aceptaban dormir en otro lugar habilitado en el complejo o se tenían que ir. Si no lo hacían por las buenas, les echaría la Policía Local, que se apostó delante del complejo, aunque sin llegar a intervenir pese a que los integrantes de los grupos se atrincheraron en las habitaciones. Y es que en los cuartos que ellos ocupaban tenían que instalarse los grupos que desde ayer participan en el festival Beltaine, organizado por Xuntanza. Ambas agrupaciones -Esbardu y Xuntanza- rivalizan desde hace dos años en la organización del festival celta de verano en Avilés como telón de fondo, un enfrentamiento que en ocasiones ha sido atizado por el concejal de Cultura de Avilés, Román Antonio Álvarez, promotor de la actual duplicidad de certámenes.

«Les quieren meter en un cuarto en el que no se puede ni respirar del calor que hace. Las literas están pegadas unas contra otras por falta de espacio. Más bien parece un campo de concentración. En esa parte de centro ni siquiera hay duchas y tendrían que compartir un único baño. Ahí no se puede estar, y menos teniendo que meter también todos los instrumentos», aseguró Alicia País, de Esbardu.

Una de las profesoras de danza de Escocia, Gilliam Whitelaw, aseguró que nunca les había pasado algo así en los 29 años que lleva participando en diferentes festivales. Incluso, tanto ella como alguno de sus compañeros estaban intentando contactar con la embajada de su país para alertarles de la situación.

El concejal de Cultura, por su parte, aseguró que él no tenía inconveniente en que se quedaran en el complejo, pero acatando la solución del cambio de local. «El día 23 de julio acabó el festival, por lo que ya no tendrían porqué estar ahí hospedados. Nosotros les ofrecimos seguir durmiendo en otra estancia por hacerles un favor; no queremos jaleos. Si les vale, bien, si no, lo siento mucho. Ese mismo espacio lo ocuparán próximamente otros de los grupos que vienen al Beltaine», comentó Álvarez.

La pugna por las habitaciones se acabó convirtiendo en un motivo para que Esbardu arremetiera contra las condiciones en las que han estado viviendo los grupos en el centro. «No pueden meter ni agua ni comida en las habitaciones, cuando ahí estaban durmiendo niños pequeños; la lavandería decían que no funcionaba, por lo que nosotros tuvimos que llevarnos a nuestras casas algunos de sus trajes para lavarlos y cuando lavaban ellos la ropa a mano y la colgaban en las literas a secar se la tiraban al suelo porque decían que ahí no podían estar», criticó País. Al final, pese a la tensión, la sangre no llegó al río y Esbardu decidió alojar a los 38 miembros de las formaciones escocesas en dos hostales, pagando de su bolsillo la estancia.