La Granda (Gozón),

Félix VALLINA

José María Martínez Cachero falleció cuando preparaba la conferencia que iba a ofrecer este año en La Granda con motivo del homenaje a Sabino Fernández Campo. El catedrático emérito de Historia de la Literatura Española, considerado como uno de los máximos especialistas en la obra de Clarín, no quería perderse una cita a la que no había fallado durante años, y en cierta manera lo consiguió. No asistió físicamente pero sí estuvo presente en el corazón de todos los miembros de la «familia cultural» que cada verano se junta en el chalé de La Granda. Amigos, familiares y compañeros de la Universidad de Oviedo participaron en un sentido homenaje con tintes de lo más emotivo.

Pocas personas conocían a José María Martínez Cachero como su hija María y por eso su intervención se convirtió en el punto central del homenaje. María Martínez-Cachero Rojo hizo un repaso sincero por la vida y obra de su padre, aunque sin caer en el sentimentalismo, ni en la añoranza, «que son aspectos que él no hubiera aprobado», explicó. Comenzó por el principio: «El 30 de marzo de 1924, en la calle del Carpio de Oviedo, hoy Guillermo Estrada, nació José María Martínez Cachero. Era hijo de Elvira Cachero, una telefonista que al casarse tuvo que dejar de trabajar, y de José Martínez ex combatiente de Filipinas y empleado público por entonces en el Gobierno Civil», relató. Aseguró que su padre era una persona introvertida. «Su hermano jugaba más en la calle cuando eran niños, porque él ya prefería quedarse en casa con su literatura».

María Martínez-Cachero también tocó el apartado político. «Su interés por la política se mantuvo a lo largo de su vida, pero nunca como militante activo. Sus convicciones eran muy eclécticas, muy variadas, sabía ver lo bueno y lo malo de cada tendencia. No se casaba con nadie». La hija de José María Martínez Cachero, tras repasar al completo la trayectoria de su padre, recordó que el catedrático vivió de primera mano «lo que él llamó la república literaria de su tiempo». No en vano, «conoció a Gerardo Diego, Melchor Fernández Almagro, Azorín, Baroja, Ramón Menéndez Pidal, Vicente Aleixandre o a Cela, con quien tuvo una buena relación». Al final la vida de Cachero podría condensarse en una de las frases de su hija: «La literatura era su verdadera pasión».

Uno de los promotores de los cursos y amigo personal de Cachero, Teodoro López-Cuesta, tiene claro que la figura del catedrático «jamás podrá olvidarse en La Granda». López-Cuesta hizo un extenso repaso sobre la trayectoria de Cachero y se centró especialmente en la relación personal que le unía al catedrático. «Estudiamos juntos en el mítico colegio Hispania de Oviedo, o sea que imagínense todo lo que hemos vivido juntos. José María era una persona muy reflexiva, muy segura de sí misma y uno de los mejores conocedores de la literatura española». Teodoro López-Cuesta también hizo mención a su pasión por Clarín. «Severo Ochoa, cada vez que venía a La Granda, me pedía una edición de La Regenta con comentarios de Cachero», recordó como anécdota.

En el homenaje a José María Martínez Cachero también participaron el colaborador de LA NUEVA ESPAÑA José Gracia Noriega, el catedrático de Química Paulino Tuñón y María Teresa Álvarez, viuda de Sabino Fernández Campo.