Amaya P. GIÓN

Las obras del complejo cultural de la ría, el Centro Niemeyer, afrontan su recta final y permiten contemplar ya en su práctica totalidad las curvas diseñadas por el arquitecto brasileño. El centro llamado a transformar la ciudad abre mañana por primera vez sus puertas para que avilesinos y visitantes puedan conocer las tripas, ya casi cerradas, de un cuerpo arquitectónico que lleva el sello de uno de los genios de la arquitectura contemporánea. Aquellos que participen bien en las visitas guiadas, bien en las jornadas de puertas abiertas que se desarrollan hasta el próximo día 29, podrán adentrarse en todos los elementos que conforman el conjunto arquitectónico salvo en uno, la torre mirador.

La entrada al centro se situará en el acceso por el puente de San Sebastián y una moqueta roja marcará el camino de los visitantes, que se encontrarán de lleno con la gran plaza abierta al mundo, de dimensiones similares a las de un campo de fútbol. La visita incluye el paso por el «foyer» del auditorio, que acogerá las exposiciones de menor envergadura. Bajo él se encuentra un parking con capacidad para 297 vehículos, con salidas bajo el mirador y el propio auditorio.

La visita proseguirá por el edificio administrativo, cuyos muros longitudinales de cristal reflejan como un espejo el conjunto arquitectónico y ofrecen vistas privilegiadas a los muelles comerciales. Este es, junto con la cúpula que albergará el museo, la pieza más avanzada en cuanto a construcción. Los operarios (en total trabajan en la margen derecha unas 170 personas al día) ultiman ya el edificio, que dará cabida al «Film Center» de Woody Allen, salas de reuniones y conferencias, un punto de encuentro donde se podrán adquirir entradas para los espectáculos y una cafetería. Las oficinas de la fundación que gestiona el centro permanecerán en la ubicación actual, en el teatro Palacio Valdés.

La sensación de amplitud se percibe en todo el conjunto pero prima en la cúpula hemisférica que dará cabida al museo para grandes exposiciones. Del punto más alto cuelga una gran lámpara y tanto la escalera helicoidal como la terraza superior ya son transitables. La obra civil en esta pieza está prácticamente concluida. Domina el color blanco, pero está previsto algún que otro toque de color.

Los visitantes volverán al multicolor puente de San Sebastián tras visitar el interior del auditorio, donde se puede contemplar la escala de la caja escénica y las tripas del imponente escenario, comunicado con la plaza por un gran portón, aún desnudo.

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