Myriam MANCISIDOR

La comarca avilesina presenta un medio ambiente con muchos grises. Greenpeace acaba de publicar un informe -«Destrucción a toda costa»- que recoge las actuaciones que se han desarrollado en los últimos diez años en detrimento del litoral. Ecologistas en acción, por su parte, también acaba de editar un documento - «Caos en la costa»- en el que otorga una bandera negra a la comarca. Estos galardones son críticos con aquellas obras que afectan principalmente al litoral y cuyo impacto es irreversible o severo. Ambas agrupaciones critican sobre todo la «mala planificación costera». Un ejemplo, sentencian, es la playa de Salinas (Castrillón). «Desde hace muchos años se repiten episodios de pérdida de arena, desperfectos en el muro que sustenta el paseo marítimo y una preocupación por la estabilidad de las viviendas», aseguran. Ecologistas en Acción precisa en su informe: «La mala planificación implica actuaciones de urgencia muy costosas que podrían haber sido evitadas fácilmente».

El colectivo ecologista lleva tiempo reclamando al Ministerio de Medio Ambiente que se dejen de autorizar y financiar las regeneraciones de playas en aquellos municipios en los que la construcción de infraestructuras como puertos, espigones o paseos marítimos estén impidiendo el aporte sedimentario a los arenales. La demarcación territorial de Costas en Asturias, pese a las propuestas de los ecologistas, tiene previsto realizar una aportación urgente de como mínimo 300.000 metros cúbicos de arena a la playa de Salinas con el doble objetivo de contrarrestar los efectos negativos que origina la pérdida de árido en la estabilidad del muro del paseo marítimo y mejorar las condiciones de uso lúdico del arenal.

Greenpeace también dedica unas líneas en su último informe al principal arenal castrillonense. «Debido a la especulación urbanística de los setenta y a la construcción de un paseo a diez metros de la línea de marea para la construcción de chalés y edificios de trece pisos, sumando a otras causas como los mencionados dragados, el aumento del nivel del mar, los cambios estacionales de los depósitos de arena y otros que no conozcamos o están por determinar, el arenal de Salinas se muere», sentencian. Otra bandera negra de Ecologistas en Acción se la ha ganado, también en Castrillón, el «recorte de protección» de la playa y las dunas del Espartal, catalogadas como Monumento Natural en el Porna (Plan de Ordenamiento de los Recursos Naturales de Asturias).

Pero, ¿que actuaciones se han llevado a la práctica en la comarca en detrimento del litoral? Greenpeace ha hecho recuento de las mismas en la última década. Las resume en: crecimiento de la edificación, proyección de campos de golf, vertidos a la ría y la ampliación del puerto avilesino. De la construcción, manifiestan: «La indefensión del territorio asturiano se hace evidente a la luz de los datos de 2006 sobre el crecimiento de la edificación, que en ese año fue del 46 por ciento y se concentró en Villaviciosa, Avilés, Gijón, Castrillón y Llanes», recalcan.

Respecto a la construcción de «megaestructuras» portuarias, Asturias, a juicio de los responsables de Greenpeace, no ha parado de ampliar las existentes «en una carrera por convertir a Gijón y Avilés en grandes puertos del Atlántico a costa del medio natural y la calidad de vida de sus habitantes». «La ampliación del puerto de Avilés va a a acabar con los últimos vestigios naturales de la ría, las marismas de Recastrón. Un espacio único para fauna marina y aves que agoniza por la ampliación de los muelles del puerto, un grave ejemplo de lo poco verde que ha sido la política ambiental del Principado durante la última década», dicen.

De Gozón, los ecologistas ligados a Greenpeace hacen recuento de la modificación urbanística que se efectuó en 2006 «amparándose en el silencio administrativo». «Las normas subsidiarias fueron modificadas para construir en la parroquia de Verdicio un campo de golf de 27 hoyos y 500 viviendas en 167 hectáreas de terreno clasificadas como suelo no urbano y ocupando el Paisaje Protegido de Cabo de Peñas y el Lugar de Interés Comunitario Cabo Busto-Luanco», explican, y advierten al respecto: «La Cuota denegó la aprobación de un cambio de las normas subsidiarias de Gozón, pero el Consistorio sigue empeñado en sacar adelante el plan y está pendiente de una nueva resolución de la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias».

El informe elaborado por Greenpeace también incluye como herencia de la contaminación que sufrió la región en la última década los vertidos que afectaron a la ría de Avilés. «Esta ría recoge vertidos de las principales plantas metalúrgicas asturianas. Aunque entre 2002 y 2006 se extrajeron de sus fondos 160.000 metros cúbicos de lodos muy contaminantes debido a los vertidos históricos de las diferentes fábricas, el problema no se ha solucionado ya que estos vertidos no se han detenido». Dicen también de la playa de San Juan: «En 2004, la dirección general de Costas detectó la presencia de metales pesados como cinc, mercurio, cadmio y plomo que contaminaban gravemente 24.000 metros cúbicos de arena donde los veraneantes extendían sus toallas. Se señaló a la empresa Asturiana de Zinc como el origen de la contaminación».

Ante estos datos, Greenpeace insta al Gobierno regional a «abandonar su servilismo con las empresas contaminantes e incidir en su responsabilidad de proteger la salud y el medio ambiente». «Debe desarrollar un control férreo sobre las irregularidades de la industria que provoca vertidos sistemáticos en las rías asturianas», concluyen los ecologistas en el informe «Destrucción a toda costa».