Vanessa PARAPAR

Ya no son objetos de culto ni piezas de arte adquiridas por nostálgicos: los discos de vinilo han vuelto y son muchos los amantes de la música que han desempolvado sus tocadiscos para hacerlos girar. «El elepé ahora está de moda y lo adquiere todo tipo de gente aunque los aficionados a este formato nunca han dejado de comprarlo», sentencia Manuel Rojo, propietario de un comercio de Avilés - «Elepé»- que desde hace veinte años ofrece vinilos a sus clientes. En este tiempo, reconoce, ha cambiado la forma de entender la música. «Antes la música significaba algo importante en la vida de la gente. Ahora cuando alguien compra un disco no tiene en cuenta el estado de ánimo ni ningún otro sentimiento», explica.

«Las ventas tampoco son como antes», asegura Rojo. «Lejos quedan los superventas que todo el mundo compraba en Navidades. Me acuerdo, en este contexto, del éxito de las Spice Girls», sentencia este hombre impregnado en canciones para el recuerdo que tiene en su negocio desde vinilos antiguos a discos ya descatalogados. Sus clientes son variopintos y piden de todo un poco, desde éxitos del verano hasta discos de Ben Harper o Tom Petty. Siempre sin olvidarse de sus raíces. La música asturiana y celta también tiene tirón. Y ahora, el vinilo, que poco a poco va recuperando la fama que le arrebató allá por la década de los ochenta del pasado siglo el CD. Las discográficas están sacando vinilos. La música vuelve a sus orígenes.

Por eso Manuel Rojo está satisfecho. Aunque ahora su preocupación es otra: un andamio. «Llevo cuatro meses soportando que la infraestructura de una obra comunitaria haga que mis ventas caigan hasta niveles insospechados», critica el empresario. Las obras, asegura, comenzaron el pasado mes de marzo y una valla opaca cubrió su escaparate. «La gente que no sabía dónde se ubicaba el establecimiento. Había que pasar por debajo del andamio para ver, no sin dificultad, el escaparate», subraya, indignado, el gerente de «Elepé».

Manuel Rojo achaca al mismo andamio un robo que sufrió. «No hay negocio que soporte algo así, me ha bajado la venta vecinal y también la del turista», recalca este amante de la música que desea liberarse del andamio y hacer girar su tocadiscos una vez más.