Cantante, actúa esta noche en el parque de Ferrera

Saúl FERNÁNDEZ

El cantante Pedro Luis Ferrer (Yaguajay, antigua provincia de Las Villas, Cuba, 1952) se sienta en los escalones del quiosco del parque de Ferrera y atiende a la prensa. Esta noche (22.30 horas) interpretará bajo la cúpula del escenario decimonónico del jardín avilesino parte de su mejor repertorio: más de tres décadas de música de raíces, sones de Cuba, melodías del Caribe.

-¿Qué tal suena su música en un parque como este?

-Este lugar me gusta mucho. Da paz y es saludable. Dan ganas de relajarse. Tengo entendido, además, que esto de tocar en el quiosco ya es una tradición en Avilés.

-Algo sí.

-¿Sabe? Me recuerda a las glorietas que hay en los pueblos del campo, en Cuba, en los parques.

-Todo se pega.

-Sí, sí. Soy descendiente de asturianos. Mi abuelo viajó a la isla en 1925.

-¿Y de qué parte?

-Pues no lo sé. Se fue con cinco de sus hermanos y nunca fue muy hablador sobre sus cosas.

-Usted no conocía esta tierra, ¿no?

-La verdad es que no. Bueno, una vez paramos en Oviedo. Teníamos que tocar de noche y llegamos de tarde. Apenas nos dio tiempo a ver nada. Ahora venimos con más tiempo. Tenía mucho interés en ver Avilés.

-Los vínculos con la isla son enormes.

-Cuba fue España, uno de los territorios que más duró siendo España. Y luego está la emigración, la de mi abuelo. Mi segundo apellido es Montes, ¿sabe?

-Avilés es una ciudad muy apegada a La Habana.

-La primera casa en la que viví cuando me trasladé a la capital la llevaban dos mujeres gallegas: Emilia y Lola. El bodeguero de la esquina era de aquí, de Asturias. En La Habana hay muchos bodegueros asturianos.

-Iba a poner que usted es un cantante de boleros.

-Mi música más que de boleros, es tradicional: chagüisas, sobre todo.

-Perdone...

-...Es una variante de la canción cubana en el Oriente.

-Ah.

-Lo que hacemos es intentar que las tradiciones no desaparezcan.

-¿Es lo mismo tocar para un disco que en un escenario?

-Una de las grandes preocupaciones que tengo como músico es esa, precisamente. Mis discos son fotografías de la realidad. Grabo como toco. En mi último disco recojo parte de lo que he ido interpretando esta temporada.

-No se le escucha nada en Cuba.

-Llevo años sin publicar en la isla. Ahora trabajo con la productora norteamericana Ultrarecords. Firmé cuatro trabajos, editamos dos y ahora le acabo de entregar el tercero.

-Los discos norteamericanos imagino que no llegarán a su país.

-No, no.

-¿Por el cerco?

-No sé si por el cerco. El caso es que Ultrarecords no tiene ningún convenio con Cuba. Pero, bueno, en la isla no se compran discos. Las necesidades son otras.

-¿Y no frustra no poder sonar en su tierra?

-Se hacen copias.

-Han más de cincuenta años de la Revolución.

-En este medio siglo hay una serie de problemas no resueltos que, por ello, se han agravado. Quizás por influencias externas, pero también por malas administraciones y decisiones mal tomadas basadas en caprichos políticos. Las cosas tienen que cambiar en Cuba, porque hay logros de la Revolución que peligran.

-¿Cuáles?

-La salud y la educación universales empiezan a estar en peligro porque requieren una economía fuerte que las sustente. Antes estaba el campo socialista, pero se acabó. Ahora Cuba tiene que relacionarse con el mundo, con todo el mundo.

-El régimen empieza a liberar disidentes.

-Yo le hablo desde el pueblo. No pertenezco a ningún círculo de poder. Lo que busco es un país en el que los problemas se solucionen lo mejor posible. Creo que lo importante es la libertad, no sólo personal, también económica. Debería haber mayores facilidades para emprender nuevos proyectos.

«Mi música más que de boleros es tradicional, chagüisas sobre todo»