Belén Rubio es monologuista. Actuó anoche en el escenario del pub Summun, en Sabugo.
-¿El humor es un trabajo serio?
-Sí, claro. Seriamente le digo que vivo de ello.
-¿Y una decide así por las buenas hacerse humorista?
-Tenía dudas en hacerme modelo, pero empecé a engordar... Me quedé así, cómica.
-¿Actriz, humorista, cómica?
-Cómica, cómica... me gusta esa palabra. Lo engloba todo y, además, así se llamaba a los actores que llegaban con sus carros a los pueblos.
-¿Los monólogos son cosa de hombres?
-Somos pocas, es cierto, pero nos viene bien: trabajamos más. Hay cierto machismo entre el público que todavía se sorprende cuando una chica habla de pajas y no pasa nada cuando escucha lo mismo en la boca de un tío.
-Pero usted no habla de eso.
-La verdad es que no, pero el machismo se ve en el público. Espera de las mujeres más corrección política, cuando el humor -si es humor- debe ser incorrecto.
-¡Vaya incorrecta que empezó contando cuentos infantiles!
-Es verdad, contaba cuentos, pero cuando empecé a escribir me salía sólo humor. Luego me metí en la Paramount y ya llevo diez años.
-¿Por qué triunfa un canal tan poco ortodoxo como la Paramount?
-Por el género del monólogo. Parecía una cosa muy americana, de las películas, pero ya es natural... y eso que a mí los monólogos en la tele no me gustan.