E. CAMPO

El mes de noviembre será señalado para la plaza de Carlos Lobo, con el avance de las obras en dos piezas fundamentales: la iglesia de los Padres Franciscanos y el futuro museo de la Historia Urbana de Avilés. Por una parte, concluirá la obra de rehabilitación del ábside del templo románico, después de que se retirara el añadido del viejo convento franciscano (la próxima semana ya comenzarán a retirarse los andamios). Y por otra comenzará la última fase de las obras del museo, una vez que los responsables de la obra -Proiecto- hayan presentado el último modificado reclamado por el Ayuntamiento para conectar el edificio con la vieja escuela de cerámica.

Según explicó el aparejador Rubén Martínez, la fachada de los Franciscanos está prácticamente limpia, a falta de impermeabilizarla y de darle un tratamiento fungicida que prevenga la aparición de hongos en la piedra. La próxima tarea será reconstruir el contrafuerte que fue eliminado cuando se adosó el convento.

La pieza tiene 17 metros de alto y, según apuntó Benjamín Suárez, jefe de obra, se aprovechará el material de los antiguos muros del convento ahora derribado. Paralelamente comenzarán también los trabajos para restaurar las cubiertas de las capillas. En un mes, o incluso antes, estarán totalmente retirados los andamios y podrá empezar la intervención arqueológica, primero, y después la urbanización del entorno e iluminación artística del templo.

La cubierta del ábside, a seis aguas, ya está con los últimos remates, y los canalones de cobre ocupan su lugar. El trasdós de la cúpula está cubierto por un nuevo tejado que aprovecha en su mayor parte el entramado de madera que sustentaba las tejas, con el añadido de tres piezas nuevas de abeto. En los lugares donde no puede restaurarse la cornisa original, se colocará una nueva siguiendo las trazas mismas trazas, con forma de pecho de palomo. El molde se realiza con cinc y las piezas con mortero de restauración. Al equipo director de la intervención le llamó la atención que sobre el trasdós de la cúpula se levanten varias hiladas de piedra de los muros del ábside, y la explicación que dan los expertos es que hubo un criterio estético de levantar más el volumen principal de la iglesia para que guardara mayor armonía con el resto y fuera más visible. Los mechinales originales quedarán abiertos para proporcionar ventilación al intradós de la bóveda, pero llevarán una malla para protegerlos.

Los trabajos de recuperación del ábside de los franciscanos están promovidos por RCM, del Grupo Proiecto, merced a un convenio con el Ayuntamiento de Avilés, y en esta fase tienen un presupuesto de 550.000 euros. La constructora que asume la ejecución es Procoin, después de un problema contractual con la anterior adjudicataria que retrasó la obra. En cuanto al equipo técnico, está formado por los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca (por parte de la promotora), Braulio Iglesias (Ayuntamiento), Rubén Martínez como arquitecto técnico, el petrólogo Luis Valdeón y el arqueólogo Sergio Ríos. En buena parte es el mismo equipo que dirigió la intervención de la capilla de Las Alas.