E. CAMPO

«No es una invención del SIPLA, sino la exigencia de los compañeros a los que representamos». Así respondió ayer el secretario general del Sindicato de la Policía Local de Avilés, Jesús Manuel Villa, al edil de Servicios Urbanos, Luis Ramón Fernández Huerga, que rechazó sus denuncias de espionaje interno ejercido por la Jefatura y aseguró que se controla a los agentes con cámaras y grabaciones por seguridad. «Tenemos pruebas y testigos que demuestran todas nuestras acusaciones, y es vergonzoso que el concejal no quiera entrar al fondo porque el problema es serio. Tendría que tener un comportamiento más serio y honesto y reconocer que algo está funcionando mal», añadió Villa. Además, con esa actitud, el SIPLA considera que Huerga defiende un tipo de violencia, el acoso laboral, mientras que los poderes políticos la rechazan públicamente. «Es muestra de hipocresía», sentenció.

Los representantes del SIPLA dibujan un entorno laboral deshumanizado y sujeto a caprichos que pone en peligro el servicio mismo y que, aunque ya se viene arrastrando desde hace años, se ha endurecido en los últimos tiempos. Una consecuencia es la fuga de policías locales jóvenes, que huyen de ese «ambiente laboral insostenible». Así, según cuentan los representantes de los trabajadores, varios agentes con plaza en Avilés se presentaron a las oposiciones en otros ayuntamientos: «Eso lo dice todo». Los sindicalistas aseguran que se utilizan medios municipales para efectuar el espionaje y también a los vigilantes de la zona azul. El objetivo que persigue el SIPLA con sus denuncias es «obtener respeto como profesionales». Confían en una solución satisfactoria por parte de los responsables políticos, y de no ser así acudirán a los gabinetes jurídicos para buscar nuevas medidas.

«Llevamos un par de semanas en que a los compañeros se les exige informes diarios de qué han hecho en cada momento y por qué», indicó Villa. Uno de los requerimientos más sorprendentes que destaca el SIPLA es el de un agente obligado a autodenunciarse por pisar una línea continua de la calzada cuando acudía a atender un caso de violencia de género. «Es ridículo que una orden así salga del jefe de la policía local».

Los sindicalistas apelan al informe donde se detectaron problemas desde el ámbito de la prevención. «Esperamos que a requerimiento de la Inspección de Trabajo se corrijan los abusos a la dignidad de los trabajadores». ¿Se ha llegado ya al techo de estas tensiones internas? Los representantes del SIPLA no se atreven a decirlo. «Nunca sabes dónde tienen el límite las mentes perversas. Se intenta hacer daño porque denunciamos la persecución», sentenció Villa. «En lugar de corregir un error se presiona más», añadió Rafael Urízar. Por eso, aseguran, no les quedó más remedio que denunciar.

Por su parte Huerga reiteró la «total confianza en la dirección de la Policía Local, así como en el difícil trabajo que se realiza día a día por parte de la Policía, en la que no existe represión alguna». Y pidió al SIPLA que si quiere denunciar algo lo haga a través de los Juzgados o del registro del Ayuntamiento. «El SIPLA debería mostrar mas respeto por la labor de la dirección y también de los controladores de la ORA».