E. CAMPO

Una reflexión visual que permita un nuevo descubrimiento de enclaves y elementos conocidos, hijos de la actividad humana, que muchas veces pueden pasar desapercibidos. Este es el objetivo de «Serie negra», un trabajo que se traduce en varias piezas fotográficas y una videoproyección sobre la mina de Arnao. Su autor es Nicolás Combarro (A Coruña, 1979), uno de los cuatro artistas reclutados por el comisario Benjamin Weil para componer, con sus reflexiones, la exposición «Rastros e Indicios» con la que se inaugurará el Valey Centro Cultural el 28 de este mes. La muestra está organizada por el Valey y cuenta con la colaboración del centro de arte de La Laboral.

La relación de Nicolás Combarro con Asturias viene de largo. Y ese es precisamente uno de los nexos de «Rastros e Indicios»: la vinculación de sus autores con la región. «Llevo años visitando y realizando largas estancias en Asturias, primero por medio de amigos, después empecé a colaborar con la Galería Altamira en diferentes proyectos y, hasta hoy, sigue siendo un lugar de referencia personal y profesional dentro de España», cuenta el gallego.

Esa vinculación al territorio asturiano se traduce, en el caso de Combarro, en una perspectiva heredada del contacto con la gente con la que se siente muy identificado personal y artísticamente. Pero además le influye el propio paisaje, con los contrates entre la belleza natural y la rotundidad de la presencia industrial, que de alguna manera se fusiona en uno de los materiales empleados por el artista durante años: el carbón. «Tiene una relevancia fundamental desde distintos puntos de vista: social, económico, estético. Para mí, es un material cargado de "memoria", orgánico? Es como si le diese vida al "negro"».

El encargo para formar parte de «Rastros e Indicios» le llegó, cuenta, a través de la propuesta de Benjamin Weil y de Jaime Luis Martín -director del Patronato de Cultura-. «Les agradezco el haber pensado en mi trabajo para este proyecto; para mí ha resultado un proceso muy natural porque mi trabajo dialoga con el espacio y la construcción a través de la contemplación, primero, y a continuación, mediante la intervención», explica. Por eso vio que el marco teórico de la muestra y el emplazamiento eran ideales para desarrollar un proyecto de estas características.

En «Serie negra», Combarro presenta varias piezas fotográficas en las que registra intervenciones realizadas con materiales de desecho industrial en espacios industriales abandonados. Esas intervenciones efímeras tienen como objetivo poner de manifiesto la esencia del lugar y del contexto, según cuenta el artista. En definitiva, «atraer la atención, a través de un gesto artístico». En cuanto a la videoproyección que acompaña a las fotografías, es un recorrido por una estructura emblemática de la comarca: el castillete de la mina de Arnao. «Esto fue posible gracias a la amable colaboración de Juan Luis Gutiérrez, que permitió que filmase su excelente reproducción del mismo. Este tipo de "recorridos" los realizo cuando el espacio tiene tanta presencia que no tendría sentido intervenirlo», indica. En ambos casos propone reflexiones visuales que permiten «mirar de otra manera esos espacios, abstraer o extender la realidad».

Proponer una reflexión sobre el valor cultural de los sitios industriales, que han dejado una potente huella sobre el territorio castrillonense y asturiano por extensión, es precisamente la intención de la exposición con la que el Valey abrirá sus puertas. «Yo no soy un experto en patrimonio ni soy oriundo de la región, pero trato de mostrar mi apoyo con gestos artísticos que espero también ayuden a reflexionar sobre el asunto», apunta Nicolás Combarro. En cuanto al papel que puede jugar la muestra, el artista resume: «Nos gustaría que esta exposición sirviese de enlace entre la gente de la zona y otras maneras de "mirar" a su propio contexto, por eso tratamos de promover un encuentro ciudadano dentro del marco de la exposición».

Combarro estudió Biología en Compostela y Comunicación Audiovisual en la Complutense. Su primera exposición colectiva fue en la Sala Butzlab de Hamburgo en el año 2005, y desde entonces ha ido perfilando un trabajo que actualmente está vinculado a la investigación sobre el espacio y la construcción. En 2004 creó junto a Alberto García-Alix la productora «No hay penas», y también trabajó como comisario en numerosas exposiciones. Para su proyecto «Serie negra» se documentó sobre el paisaje industrial castrillonense, que también visitó para completar este proyecto de investigación previo a sus intervenciones.