Cuando, en 1832, el ingeniero belga Adolphe Lesoinne eligió Arnao como zona de interés hullero, a explotar por la Real Compañía Asturiana de Minas, nunca se hubiera imaginado que con su decisión le estaba poniendo nombre a un nuevo centro cultural que se inauguraría ciento setenta y nuevo años más tarde (o sea, tal que hoy) en Piedras Blancas, capital del concejo y uno de los topónimos mas llamativos de Asturias.

Valey fue, de acuerdo con la tradición minera belga, el nombre que recibió la primera vía de trabajo que se abrió en la mina de Arnao, la primera submarina de España y cuyo castillete es hoy el buque insignia de su conjunto, felizmente declarado como patrimonio histórico industrial.

Un orgullo para Asturias. Que muestra y demuestra el trabajo, que desde hace unos diez años vienen desarrollando diferentes corporaciones (a pesar de los problemas insistentemente existentes) del Ayuntamiento castrillonense en tres frentes: este de la conservación y rehabilitación de Arnao, el de la investigación arqueológica del castillo de Gauzón de Raíces y la puesta en marcha del centro cultural de Piedras Blancas.

Un cambio espectacular que se entiende mejor diciendo que todos, excepto los menores de diez años, hemos visto como una cuadra de Raíces Viejo era rescatada y rehabilitada como capilla medieval, cosa que fue en su día y cosa que seguirá siendo en el futuro.

Es de aplaudir que se haya bautizado, como Valey, a este centro -que hoy se inaugura- porque te remite a la mina que generó una empresa fundamental en el desarrollo comarcal y regional: Real Compañía y cuya continuación en el tiempo tiene hoy el nombre de AZSA, empresa puntera mundial en la industria del aluminio. Valey es un nacimiento que va paralelo a un renacimiento: el de la mina de Arnao, que a su vez es una resurrección del patrimonio industrial, ese tan denostado por muchas administraciones y administrados. Salgamos de la ignorancia visitando la página web: monsacro.net

Todo lo anterior, decía, está originando un emporio cultural en Castrillón que trasciende, incluso, a la comarca de Avilés y a Asturias.

Algunos tendrán que ir abandonando aquella vieja postal que nos mostraba la realidad cultural y turística de Castrillón como un excelente concejo para caminar y bañarse. Porque ahora hay más cosas, como este Valey, de Piedras Blancas, y aquel Valey de Arnao, pasando por las extraordinarias excavaciones del Peñón de Raíces, que llevan camino de darle la vuelta a los orígenes de Asturias, a reinterpretar nuestra Historia.

Remato, afirmando, que sólo las personas cultas son libres. ¿Vale? ¡Valey!