En contra de lo que algunos malpensados creen, la política no es siempre una actividad proclive a la deplorable práctica del bajonazo ruin o el garrotazo y tentetieso. Aún quedan en esta comarca nuestra servidores de la cosa pública que dan muestras de preocuparse por el bienestar de sus oponentes, así se sitúen éstos en las antípodas de su línea ideológica. ¿Lo dudan? ¿Quieren ejemplos? Pues ahí va uno. El sucedido es de anteayer mismo: Francisco Álvarez Cascos, candidato de Foro Asturias a la presidencia del Principado, quiso ver con sus ojos el estado de las obras de rehabilitación de la mina y el castillete de Arnao, uno de los vestigios mejor conservados de la industrialización asturiana en los albores del siglo XX. Allí andaba haciéndose fotos el ex vicepresidente del Gobierno en compañía del ex alcalde castrillonense José María León Pérez cuando la Alcaldesa del concejo por IU, Ángela Vallina, se enteró de la presencia del líder de FAC en Arnao. Ni corta ni perezosa, la regidora dio orden de finalizar la visita al complejo minero «ipso facto», una decisión que los malpensados podrían interpretar como una perreta, pero que sin embargo estaba preñada de sentido común puesto que, como la Alcaldesa explicó a León Pérez, «la mina está en obras y puede ser peligroso entrar en ella». Álvarez Cascos -hombre prevenido, ingeniero para más señas y con muchas horas de vuelo en eso de visitar obras- había previsto tal eventualidad: «No se preocupe, señora Alcaldesa, que lleva puesto el casco», le vinieron a decir a Vallina para su tranquilidad. Y, efectivamente, Cascos iba tocado con el ídem.

La gira casquista por Castrillón tuvo otros escenarios, tanto o más emblemáticos que la mina de Arnao. Así, el candidato a la presidencia expresó hace días su deseo de hollar el suelo del castillo de Gauzón, allá donde, en el año 908, el rey Alfonso III mandó forjar la Cruz de la Victoria símbolo de Asturias. Hasta la misma cima del peñón de Raíces ascendió un Francisco Álvarez Cascos que demostró estar en plena forma, casi tanto como en su etapa más «caleyera», cuando era concejal de Gijón... ¿Se acuerdan?

Tras rendir visita, y hacerse fotos presuntamente promocionales, en el castillo de Gauzón y la mina de Arnao, Francisco Álvarez Cascos se acercó a la localidad de Tresvalles para visitar una ganadería lechera y remató la jornada tomando una sidra en Salinas. Él mismo escanció los culetes, momento que no desaprovechó el fotógrafo que seguía sus pasos para inmortalizar el momento. La Alcaldesa de Castrillón no se dejó ver por la sidrería, si no, con el buen ambiente reinante y como agradecimiento de la preocupación demostrada por la integridad del candidato, estoy por apostar que habría sido invitada a tomar un culín.